Hace pocas semanas escribí sobre las diferencias culturales entre IU y Podemos. Dije, y lo sostengo, que son difícilmente salvables; ahora añado que en absoluto insalvables. Son insalvables en términos de un debate entre las direcciones actuales de las dos formaciones, pero eso a fin de cuentas es lo menos importante. Lo más importante es que el ascenso de Podemos no llevará seguramente a donde Iglesias y los suyos esperan, pero señala a las claras que es hora de autocrítica y revisión de planteamientos estratégicos en Izquierda Unida.
La falta de comunicación entre ambas formaciones es producto de la incomprensión por IU de los efectos sobre la política que trajo el 15-D. Porque si se hubiera entendido, las relaciones no se estarían planteando en términos de conflicto. Lo decisivo del 15-D es un cambio en la forma de organización de los movimientos de masas; guste o no guste, es la forma de organización del siglo XXI. Pero IU sigue anclada en las formas de organización del frente popular: VII Congreso de la Internacional Comunista, 1935; España, 1936. Ochenta años de vigencia de una política, veintinueve años de vigencia (desde 1986) de un esquema organizativo para aplicarla; todo, para que las perspectivas sean un apoyo del 2% del electorado. ¿Cuándo se ha visto tal apego en el movimiento obrero a una idea periclitada?
IU agoniza. Incluso aunque Podemos se desinflara, como parecen esperar algunos, sus votos irán a cualquier parte menos a IU; de eso se está encargando el antagonismo creado en los últimos meses. La gente que apoya a Podemos quiere cosas nuevas, no reconocer que se ha equivocado y volver al redil donde les esperan los viejos enterados con gesto severo. Eso no ocurrirá más que en un porcentaje ridículo porque la vieja política, en todo caso, resucitará al PSOE más que a IU. Este largo periodo de "acumulación de fuerzas" no es tal, sino de resistencia del eurocomunismo a ajustar cuentas con su historia.
¿Qué es lo que toca? Volver a la puñetera base a reeducarse uno. Aprender las nuevas formas del movimiento, respetarlas y adaptarse a ellas: el 2% debe dejar que le enseñe el 20%. Es ley de vida política. Ya sabemos que los mandamases de IU querrían una parte de la dirección, pero eso - se está demostrando - es "frente popular", vieja política. Podemos funciona de otra manera, en el fondo mucho más "clásica": como un parlamento popular, donde el que gana más votos manda y los demás chupan banquillo. Ahora mismo mandan los de Claro que Podemos, Iglesias y los suyos; los anticapis de Echenique, Sumando Podemos, chupan banquillo. Bueno, pues que haya otro a chupar, digamos, Unidos Podemos, o lo que dé la gana, que el nombre es lo de menos. Lo importante es aprender a debatir y concitar apoyos en ese medio, algo a lo que se renuncia cómodamente ahora porque se intuye de todo menos fácil.
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