Los independentistas catalanes esperan una feroz represión,
no la bobada de la inhabilitación con que se los está fustigando ahora. Ver cómo
corre la sangre, tanques por la Diagonal aplastando barretinas empapadas de
sesos de patriota, a lo Tiananmén, junio de 1989. Tengo malas noticias. No se
verá nada parecido. El Plan B se llama «desconexión monetaria». Lo expondré a
continuación.
Un día, el Parlament catalán aprobará su Ley de transitoriedad y el Gobierno dará
órdenes a la fiscalía de procesar a los responsables. Éstos no se dejarán
condenar ni desplazar de sus cargos. El fracaso de la administración de
Justicia española en Cataluña anunciará la desconexión
efectiva.
El día 1 tras la desconexión, el Banco de España enviará una
circular a todos los bancos ordenándoles la segregación inmediata (72 horas
parece un plazo razonable) de sus actividades en Cataluña, sin excepción, y la
constitución en el mismo plazo de sociedades mercantiles independientes con arreglo a la legislación catalana.
Si no hay legislación catalana aplicable, podrán acogerse a la que les dé la
gana, con el permiso de la Generalitat. Transcurrido el plazo, el Banco de
España notificará a Fráncfort la eliminación de todas las sucursales catalanas
de la lista de oficinas incluidas en Target-2, al pasar a depender de un Banco
Nacional de Catalunya que no forma parte del Sistema Europeo de Bancos
Centrales. Las entidades españolas podrán transferir fondos a filiales suyas
catalanas en las mismas condiciones que pueden hacerlo a Argentina o Brasil.
Cualquier intento de mantener de facto a esas entidades en la zona euro será
sancionado con arreglo a lo previsto en los Estatutos del Banco Central Europeo
y calificado de presunto delito de evasión de capitales conforme a la
legislación española. Una maniobra tan sucia, y tan efectiva, como la que
obligó al gobierno de Tsipras a claudicar.
Este plan ya estará sobre la mesa de algún burócrata de
Fráncfort. Y el BCE no pondrá ninguna traba, ya que nadie quiere una
declaración de independencia que constituiría el desafío geopolítico más
perturbador en Europa desde el desmembramiento de Yugoslavia. Tras la puesta en
ejecución del plan auguro una semana, como mucho, hasta que el Govern dimita
para convocar nuevas elecciones autonómicas.
El Govern tiene una alternativa: crear un Banco Nacional de
Catalunya sin verdaderas competencias de banco central; seguir en la zona euro
en una unión monetaria indisoluble con el resto del Estado. En definitiva, mantenerse
bajo el paraguas del Banco de España. Algo así como Luxemburgo en relación con
Bélgica. ¿Lo harán? Claro que sí. Cualquier cosa con tal de que el procés siga dando de qué hablar.