Las gentes del gobierno, el partido que lo sostiene y sus palmeros en la sociedad española deberían prestar más atención a quienes desde sus propias filas mandan avisos. Hace unos días, el gobernador Linde del Banco de España planteaba un acertijo que a casi nadie en la derecha, si es que a alguien, parece haber intrigado. De la izquierda, ya ni hablo; luego se dirá que se recorta en sanidad y educación para dar dinero a los bancos. Decía el gobernador Linde que algo tendrá que hacer el Banco Central Europeo para afrontar el vencimiento de las operaciones de financiación a tres años previsto para fines de 2014. Como digo, sus palabras no han excitado la curiosidad de nadie; nadie se ha preguntado de qué rayos estaba hablando. Daré unas pinceladas, para los despistados.
En diciembre de 2011 y febrero de 2012, el BCE convocó dos grandes operaciones de liquidez, totalmente inéditas hasta la fecha; algo así como la tarjeta de presentación de Mario Draghi, cooptado para la presidencia del Banco pocos meses antes. La forma de la operación era la habitual en las de mercado abierto, en particular las llamadas 'a más largo plazo'; el plazo un poco más largo, pues las habituales son a 3 meses, en tanto que éstas eran - ya lo he dicho - a tres años, y el tipo de interés el de las principales de financiación. Lo realmente extraordinario fue el volumen de esas dos operaciones: casi un billón de euros en total. La banca española se quedó con poco menos de la mitad de ese dinero. Un verdadero rescate informal de la banca algo así como doce veces el rescate formal que De Guindos ha querido cerrar tan deprisa... probablemente, en falso. Ya sé que en un caso se trata de 'liquidez' y en otro de 'capital', y que no son exactamente lo mismo; pero la pasta es la pasta. Por tanto, de lo que Linde hablaba un tanto enigmáticamente, y más para el BCE que para el público español, no ofrece duda. La banca española se enfrenta al reto de devolver casi medio billón de euros entre diciembre de este año y febrero del próximo.
Cabe preguntarse qué problema tiene el BCE. Lo inmediato es que los europeos repliquen: "¿Que la banca española tomó hace dos años casi medio billón de euros prestado del BCE y ahora tiene que devolverlo? ¿Dónde está el problema? ¡Que lo devuelva!". Pero la cosa, según Linde, no debe de ser tan sencilla, porque si lo fuera se habría quedado calladito. Como poco, hay medio billón de euros de capacidad crediticia que la banca puede prestar a plazos cada vez más cortos. O sea, no es que el grifo del crédito vaya a continuar dando un hilillo birrioso. No, lo más probable es que el grifo tienda a cerrarse más y más conforme avanza el año. Eso, como poco.
Como mucho, a lo peor el aumento de la morosidad durante estos últimos años ha deteriorado la capacidad de la banca española, o de sectores dentro de ella, para devolver lo prestado. En ese caso, el gobernador del BdE estaría mandando un aviso al BCE, que ya parece ungido como supervisor crediticio de la eurozona (¿o es de la UE?: ni ellos se aclaran) para que se prepare ante una nueva ronda de crisis bancarias en España. No sorprende, así, que De Guindos ande loco por largarse del gobierno, a donde sea, antes de que la cosa le estalle entre las manos. Pues los créditos fallidos con el BCE parecen menos impresionantes que con el sector privado, pero fíate de la Virgen y no corras: ofrecerán una ocasión de oro para que los que nos tienen envidia traten, como de costumbre, de hacernos daño.
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