jueves, 29 de septiembre de 2011

Tasa Tobin


El presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, ha propuesto de manera formal la adopción de un impuesto sobre las transacciones bancarias a escala de la Unión Europea. Eso es la tasa Tobin. Parece que hay acuerdo entre Merkel y Sarkozy para imponerla. ATTAC lleva la tasa en sus siglas y la usa como banderín de enganche, de modo que estarán de enhorabuena.

La tasa Tobin está muy mal vista al otro lado del Atlántico. Obama, que ha rechazado aplicarla en EEUU, dijo específicamente hace unos días que el problema de Europa es la incapacidad de los gobiernos de aquí de sanear a fondo sus bancos y sus sistemas financieros. El Wall Street Journal, endosando implícitamente la imputación de Obama, afirma hoy que la tasa Tobin es un paso en la mala dirección, ya que no ayuda a sanear a los bancos. Añade que la negativa norteamericana a adoptar la tasa creará un diferencial de competitividad que inducirá a desplazar actividad financiera desde Europa a EEUU, lo que no contribuirá a la reactivación en el Viejo Continente.

Daré mi opinión sobre el asunto. Las razones de ATTAC son sólidas. Un impuesto sobre las transacciones bancarias lo pagarán los bancos pero éstos lo trasladarán sobre los usuarios de sus servicios. Como cualquier impuesto indirecto, lo pagaremos todos. Pero hay un matiz interesante. Como se paga en cada transacción, lo pagarán más los mayores usuarios del servicio. Por ejemplo, una empresa con 20 empleados lo pagará veinte veces al mes; una empresa con 20.000, lo pagará veinte mil veces. Si, además, es proporcional al importe de la transacción, resultará que el pago domiciliado de la factura eléctrica de un chalet de tres pisos pagará será mayor que el de una vivienda de 60 m2. Cabe esperar, por tanto, que aparte de recaudar unos 50.000 millones de euros al año, como espera Durao Barroso, los efectos de la tasa Tobin serán moderadamente redistributivos.

En cuanto a los argumentos de eficiencia, el presidente Obama rechaza la tasa Tobin por motivos políticos, no económicos. El argumento del WSJ sobre el hipotético desplazamiento de actividad financiera es cierto, pero resulta muy dudoso que su importancia sea más que insignificante. La inmensa mayor parte de las transacciones bancarias está atada al territorio. ¿Se imaginan ustedes a sí mismos trasladando sus domiciliaciones bancarias a EEUU para eludir la tasa en Europa? Es inverosímil.

El último argumento es si la tasa Tobin ayuda a reformar como es debido los sistemas financieros de los países europeos. El encarecimiento de los servicios bancarios tenderá ceteris paribus a reducir el volumen de la actividad de los bancos. Conforme. Pero uno de los problemas – y de los más graves – de que adolecen las finanzas europeas es un descomunal sobredimensionamiento de sus sectores bancarios. Por tanto, una medida que tiende a reducir el tamaño de los bancos no será mala, a condición de que su actividad sea sustituida por mecanismos más eficientes, y que incorporen menor riesgo sistémico, que la banca universal.



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