miércoles, 12 de diciembre de 2012

Nacionalizar la banca y salir del euro


Una de las razones de la mala calidad de la política económica que se hace en Europa (del resto del mundo no hablo) es la cerrazón mental y estrechez de miras de los gobiernos y las oposiciones formales. Otra, la frivolidad de los planteamientos antisistema. Entiendo que la indignación lleva a priorizar la crítica sobre la propuesta de alternativas. Pero vale la pena ser conscientes de que la falta de alternativas favorece a los poderes fácticos.

En pocos asuntos se manifiesta la frivolidad antisistema como en el planteamiento de nacionalizar la banca y salir del euro. El argumento discurre más o menos así. Los poderes fácticos sacrifican a la gente para mantener los beneficios y privilegios de la banca. A pesar de todo, la banca no concede crédito para que las empresas creen nuevo empleo. La solución más sencilla es nacionalizar la banca, toda la banca. Con una banca nacionalizada, ¿qué problema hay en dejar en su vivienda a todo el que no pueda pagar su hipoteca y en conceder crédito a todo empresario dispuesto a crear empleo? Con este planteamiento, hasta el menos avisado puede darse cuenta de que la clave para que la cosa funcione un rato es darle a la maquinita de imprimir dinero todas las vueltas de manivela que haga falta. Y para hacer eso, habrá que salir del euro, porque las reglas del euro no son ésas. Bueno, ¿y qué? Pues se sale del euro y aquí paz y después gloria. ¿Es todo realmente tan sencillo?

Conste que no escribo con intención de desacreditar el nihilismo. El nihilismo lo entiendo. Consiste en decirse: «¿Y a mí qué me importa lo que haya que hacer cuando se presente el caos? ¡Lo que me interesa es que todo se vaya a tomar vientos!» No lo comparto, pero lo entiendo. Lo que me exaspera son las mentalidades simples, incapaces de ver más allá de sus narices en tiempos de gran complejidad, en los que hay que prepararse para gestionar la complejidad, precisamente, porque de lo contrario hoy viviremos peor que ayer y mejor que mañana. Para empezar, ya tenemos nacionalizada a la cuarta entidad bancaria del país y a unas cuantas más, a través del FROB, y de momento nos ha ayudado poco; más bien, lo contrario. Ya sé, ya sé; no es ésa la nacionalización que se quiere, una nacionalización condicionada por el rescate de Europa. Lo que se quiere es una nacionalización total y que nos libere de Europa. Ciertamente, si nacionalizamos todos los bancos, incluidos los que aparentemente van bien, y se da crédito a todo el que lo pida y no se desahucia a nadie, hará falta rescatar a toda la banca; eso es seguro. A Europa no le va a gustar poner tanto dinero, y desde luego que estamos fuera del euro (y puede que de la UE) pero no porque nos vayamos. Nos echan.

Bueno, pues ya estamos fuera del euro, con toda la banca nacionalizada y es nuestra la maquinita de hacer dinero. Ahora imprimimos todo el que haga falta. ¿Ya está, así de simple? La inflación sería de órdago a la grande. ¿Ah, que no nos importa la inflación, aunque sea desbocada? Es porque no se sabe qué es la inflación. La inflación es un mecanismo económico de generar ahorro forzoso y expropiárselo a las rentas que se actualizan por detrás del índice de precios (típicamente, salarios y renta fija de activos financieros) para regalárselo a las que se actualizan por delante (las rentas de monopolio: ¿alguien se pregunta cómo ha podido Metro de Madrid forzar una subida de tarifas brutal, con la que está cayendo?). Así es como empieza. Cuando se desboca, ya no se sabe quién expropia a quién. Los activos monetarios y financieros se destruyen a velocidad de vértigo. ¿Ah, que no nos importa la destrucción de activos monetarios y financieros, a cuya mera existencia atribuimos las tribulaciones que nos acosan? Pues qué bien, volvemos al trueque. Preguntemos a los cubanos cómo les fue el trueque durante el periodo económico especial que se inició en 1993, una vez dejaron de recibir ayuda de la URSS. ¿Ah, que a ellos todo lo malo que les pasa es por el bloqueo norteamericano? Vale, vale. Entonces podríamos tratar de seguir el modelo de Venezuela. Sólo que a los venezolanos el petróleo les sale por las narices y nosotros en vez de petróleo tenemos playas y sol y simpatía, y hacer que los extranjeros vengan a disfrutar de todo eso y se dejen aquí su dinerito no es como vender el oro negro que mueve el mundo, ¿verdad? O podríamos hacer lo de Argentina, llenar el campo de plantaciones de soja transgénica para vendérsela a China y conseguir así divisas.

Por más vueltas que le doy, no veo cómo la nacionalización de la banca y salir del euro, aparte de castigar a la banca y a Alemania, puede ayudarnos lo más mínimo a resolver nuestros problemas y mejorar un poco la condición de los atribulados españoles. Más bien, todo lo contrario. Y como el español medio se lo huele, sigue pensando, bien a su pesar, que lo único que se puede hacer es lo que hace Rajoy. Y así nos va.



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