viernes, 16 de diciembre de 2016

China asume la regulación global

La economía, en palabras de Thomas Carlyle, ensayista escocés del siglo XIX, es una «ciencia lúgubre». Pero tiene sus momentos, y esta semana ha sido uno de ellos. Por primera vez, hemos visto a China en el papel de regulador global de los mercados, y el espectáculo ha merecido la pena.

No lo ha hecho por gusto, sino forzada por las circunstancias. La historia, en resumen, es la siguiente. En febrero de 2014, el yuan offshore se cambiaba a razón de 6 por el dólar. Empezó entonces una devaluación interrumpida sólo por pequeños repuntes, que lo llevaron a la cota de 6,9500 en noviembre de 2016. Se produjo el triunfo de Trump. Los chinos, aparentemente sorprendidos, tardaron un par de semanas en reaccionar. El 24 de ese mes, el yuan empezó a recuperarse. El 4 de diciembre, estaba en las proximidades de 6,8500. Entonces se desencadenó una tormenta monetaria, de la que nos hemos sentido lejanos por el hecho de que tiene lugar, todavía, sobre el Pacífico. Tres días antes, Trump había hablado con la presidenta de Taiwán. Esto enfureció a los chinos; la razón es que, desde 1972, en que Estados Unidos reemplazó a Taiwán por China en el consejo de seguridad de la ONU, ninguna administración había puesto en cuestión la doctrina One-China, hasta el punto de que Washington ni siquiera tiene representación diplomática en Taipeh. El departamento de Estado dijo que era un error; hasta Henry Kissinger dijo que era un error. Los chinos llamaron a Trump «inepto» a la cara. Enfurecido, Trump escribió en Twitter: «¿Nos preguntó China a nosotros si era correcto devaluar su moneda (endureciendo la competencia para nuestras empresas) y gravar pesadamente nuestros productos que van a su país (Estados Unidos no grava los suyos) o construir un masivo complejo militar en el mar de la China meridional? ¡No me lo parece!». Los mercados tomaron estas declaraciones como una promesa de que los días de un dólar fuerte habían retornado, y el yuan reinició una vertiginosa caída frente a la moneda norteamericana.

Fíjense bien cómo es la cosa: Trump acusa a China de devaluar el yuan, pero sus declaraciones lo deprecian a ojos vista. Le recuerda a uno aquello de construir un muro contra la inmigración, y de que México lo pague. Método Trump.

Tras unos días de desconcierto, China volvió a sujetar al yuan y éste apuntó cierta revaluación. China ya tiene claro que le interesa, porque un yuan demasiado débil fomenta la exportación de capitales, capitales que el país necesita en su nueva política de fortalecimiento de la demanda interior. Todo parecía retornar a la normalidad, cuando anteayer la Fed sube los tipos de interés. Nueva arremetida de los mercados para revalorizar el dólar. El mismo miércoles 14 de diciembre, los esfuerzos del Banco Nacional de China habían llevado el tipo de cambio a 6,9000; en el curso de horas, había saltado a 6,9500. Entonces se vio China obligada a intervenir en fuerza. Durante todo el jueves se desarrolló un pulso entre las autoridades chinas y los mercados; aquélla por contener la revaluación del dólar, éstos por llevarla hasta donde llegue. En el momento de escribir estas líneas, la cotización está en 6,9350.

Diríase que China se ha estrenado sin demasiada mala fortuna.


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