viernes, 26 de diciembre de 2014

Las diferencias culturales importan: IU y Podemos

Uno de los temas recurrentes de este 2014 que termina ha sido la cuestión de si Podemos intentaba una OPA hostil sobre IU, es decir, atraerse a los cuadros políticos de esta formación, para lo cual tenía a la vez que halagarlos individualmente y resistirse a cualquier proyecto de unidad orgánica. Alberto Garzón y Tania Sánchez Melero serían ejemplos de lo primero; la calculada ambigüedad respecto de las candidaturas de Ganemos/Guanyem lo es de lo segundo. La OPA de Podemos, en caso de que realmente la haya habido, ha fracasado de momento. Salvo en Madrid, feudo pepero de estratégica importancia para los líderes de Podemos y donde han llegado a un acuerdo con IU para el reparto de la presidencia de la Comunidad y la alcaldía, el resultado de la presión es que IU ha cerrado filas y contraatacado con lo que le queda. Muchos se preguntan: ¿Qué defienden los de IU y qué defienden los de Podemos, que enfrenta a ambos? Voy a tratar de dar respuesta a esta pregunta obviando los puntos de acercamiento, que doy por conocidos.

Las diferencias culturales en política importan. Cuando Antonio Gramsci habló del intelectual orgánico y su función legitimadora, no se refería tanto al desiderátum de un "pensamiento colectivo" como al partido político como catalizador de síntesis entre culturas diferenciadas y a veces contrapuestas. Esto se lograría con discusiones rigurosas, generación de un lenguaje propio y una cosmovisión de partido; lograrlo sería un requisito previo a la toma del poder. Tales rasgos caracterizan a lo que en las décadas finales del siglo XX se denominó "cultura tradicional del movimiento obrero". A pesar de la "sopa de letras", a pesar de las escisiones, a pesar de los pesares, esto es algo que ha trabajado a fondo IU. Y ahora vienen los de Podemos con un discurso que niega ese trabajo previo (y las casi tres décadas de antigüedad de IU), un discurso que afirma que el poder se puede tomar por asalto sin más requisito que un adecuado uso de los medios de comunicación que establezca una nueva noción de sentido común capaz de romper el discurso legitimador de los opresores (aquí llamados "la casta"). Y que, con menos de dos años de preparación, un grupo cohesionado y decidido puede hacerse con el gobierno en unas elecciones. Los de IU, aparte de escépticos, están más cabreados que una mona. Todo se les vuelve decir que Podemos es una "moda" y que, cuando la moda haya pasado, lo que quede serán los restos del naufragio de treinta años de esfuerzos del movimiento obrero por reorganizarse tras la debacle del Partido Comunista en 1982.

¿Es posible una síntesis entre ambas culturas políticas? Parece realmente difícil. Podemos representa la cultura política de los perjudicados por la crisis. Clases medias endeudadas, empobrecidas y desposeídas; también asalariados marginales jamás sindicalizados que no salieron de la precariedad ni en lo mejor de la burbuja, y ahora condenados al paro de larga duración o a no llegar a fin de mes pese a trabajar más que nunca por casi nada. Ninguna política económica devolverá al primer grupo el estatus perdido; únicamente la subordinación de la economía a las personas mejorará la condición de ambos. Los dos coinciden en la búsqueda de culpables. Hace quince o veinte años se preciaban de "pasar" de política; ahora son vagamente conscientes de que aquel pasotismo ha traído esta corrupción, como lo son de que su empobrecimiento corre paralelo de una acumulación primitiva - es decir, "por las bravas" - de capital que favorece a los más ricos. También son conscientes de la fuerza que la democracia da al mayor número, y ellos son millones. Su cultura política está dominada por claves simbólicas de la pequeña burguesía: el fin del gobierno es la felicidad del mayor número; si no lo consigue, el gobierno ha fracasado. Derecha e izquierda son términos antiguos: "el pueblo unido jamás será vencido". Rechazan la dirección de los partidos sobre la sociedad y, por tanto, la hegemonía del movimiento obrero; aborrecen a los sindicatos. Si los partidos no dan al electorado lo que éste desea, no lo representan, se han corrompido y hacen falta otros nuevos. Idealizan a las clases medias pretendiendo organizar a toda la sociedad de conformidad con sus valores (honestidad, mérito, dignidad). Lo más importante es moralizar la política.

En el fondo, no es tan difícil de entender lo que están tratando de hacer los líderes de Podemos: un partido dirigido por exmarxistas que organice rápidamente a la pequeña burguesía proletarizada y al proletariado más pobre mientras las heridas de la crisis aún sangran. Esta política tiene sentido siempre y cuando la dirección del movimiento obrero sobre el partido no sea evidente; de ahí que el marcar distancias con IU sea algo más que una táctica para arrebatarle cuadros políticos. Esto es incluso más importante que no incurrir en pequeñas desviaciones del ideal moralizador (con tal de que sean efectivamente pequeñas). Si el influjo del obrerismo se hiciera presente, todo el proyecto se vendría abajo; por eso se enfatiza los efectos no clasistas del capitalismo: pobreza en general, desahucios, estafas financieras, deterioro del Estado de bienestar, corrupción... El mayor reto es la construcción de ese sentido común alternativo al de la lógica dominante, pues o el nuevo sentido común cae en la trivialidad o debe contener una importante carga de aceptación de la utopía. Ahí Podemos se enfrenta a la cuadratura del círculo y ahí, también, el conflicto cultural con IU alcanza su clímax. Pues IU, que aspira a una nueva sociedad (aunque, hoy por hoy, no sepa bien cuáles serían sus características), ve cualquier situación intermedia como una necesaria transacción entre el poder popular en construcción, partidario de la nueva sociedad, y la lógica dominante; una concesión, por así decirlo, al realismo político. Mientras que Podemos propone seguir en esta sociedad sólo que con un nuevo sentido, más "sano", de lo que es lógico, y para generar ese nuevo sentido común tiene que luchar sin descanso por demostrar en todo momento la sensatez de la utopía. Esto provoca la hilaridad de los viejos luchadores de IU.

Con casi medio siglo de retraso al no habérselo permitido en su momento la dictadura franquista, la izquierda española está enfrascada en su versión particular - un poco descafeinada, eso sí, por falta de referencias intelectuales de peso - del debate de Mayo del 68.

martes, 9 de diciembre de 2014

Qué futuro nos espera con Podemos

Los pronunciamientos más recientes de los líderes de Podemos, en línea con un mayor realismo de sus propuestas, muestran qué se puede esperar de ese partido en caso de que entre en el gobierno. Ese mayor realismo – hay que decirlo – se intenta presentar por sus detractores alternativamente como prueba de su mendacidad o de su absoluta falta de preparación. Creo que se puede interpretar, y lo correcto sería interpretarlo, de otra manera. Resumiendo mi argumento, Podemos hará lo que hay que hacer y podría hacer cualquier otro partido, sólo que con mayor credibilidad y, en aspectos como la corrupción, con mayor contundencia, que es lo que espera la mayoría de los ciudadanos.

Lo que hay que hacer.

Podemos seguirá pagando la deuda soberana de España. Posiblemente no lo vean todavía del todo claro, como se desprende del hecho de que de vez en cuando sigan hablando de “deuda ilegítima”. Pero ahora hablan de “reestructurarla”, y ése es otro lenguaje. Podemos es un partido orientado de una manera muy decidida al poder y está empezando a comprender que sólo quien atiende sus obligaciones internacionales puede mantenerse en el poder. De las últimas declaraciones de Pablo Iglesias se desprende que ellos no quieren para España la pesadilla en que viven Venezuela y, en menor medida, también Argentina. Si todavía los dirigentes de Podemos no han aprendido el principio de partida doble, no cabe la menor duda de que pronto lo aprenderán. Vaya si lo aprenderán.

Podemos perseguirá el fraude fiscal con mayor ahínco que ningún gobierno anterior. Esto debería verse con buenos ojos en el Norte de Europa. Se eliminarán bolsas de elusión que favorecen a ilustres familias cuyo patrimonio está exento en el 90% y que ni siquiera pagan por el 10% restante. Esa clase de privilegios, por más que vengan del Antiguo Régimen (el régimen anterior a 1808, donde la nobleza no pagaba impuestos), sí son ilegítimos y odiosos. Podemos tratará de apretarle las tuercas, por ejemplo con una tasa Google, a tanta multinacional española que tributa en paraísos fiscales, lo que también gustará en Alemania. Lo que no va a hacer es promulgar nuevas amnistías fiscales; el rollo de atraer capitales por ese medio no va con su retórica, ni con el sentido común tampoco. Aumentará los recursos de la Agencia Tributaria… mientras cada nuevo euro invertido en la inspección produzca más de un euro de nuevos ingresos fiscales. Cuando el último euro invertido genere 99 cents de recaudación Podemos dejará de añadir recursos a combatir el fraude, como es lógico, porque nadie quiere tirar el dinero. Dejará de pagar compensaciones milmillonarias, como la de ACS por el fisco de Castor. (Pero ojo con el TTIP).

Podemos controlará, con toda probabilidad, el déficit en casa mientras lucha denodadamente contra los dictados de Merkel en Europa, por otro nombre Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Pero tendrá que reflexionar muy a fondo sobre si la cultura económica en España no está muy escorada del lado del disfrute de la vida y en contra del trabajo necesario para sufragar ese disfrute. Y quizá ajuste a la baja las pensiones en euros, manteniendo su poder adquisitivo, si continúa la deflación. No sacará a España del euro ni de la OTAN, y nuestro país continuará cumpliendo tan escrupulosamente como pueda sus obligaciones internacionales. Habrá mucha imaginación para tratar de promover inversión pública con la que crear empleo, probablemente con modestos resultados.

Podemos no detendrá los desahucios, pero arbitrará un uso distinto de las viviendas de la SAREB. Y cuando no queden viviendas de la SAREB por ocupar, se meterá mano al stock en poder de los bancos. Y la renta básica universal se concretará en una generalización de los subsidios que el Gobierno saca ahora sólo en años electorales. Lo que veremos reducirse drásticamente, eso sí, serán los sueldos de diputados y senadores y, en general, de cargos públicos, así como los gastos suntuarios de protocolo, incluidos los de la Casa Real, que sí están necesitados de una buena auditoría. Los expresidentes sufrirán un poco y las puertas giratorias serán reguladas con más rigor. Habrá un notorio esfuerzo por reducir los privilegios.

Después de todo, reducir privilegios es lo que demanda la gente. Un gobierno como el de Rajoy vino a acabar con el paro y reducir el déficit. El paro ha batido récords y el déficit, aparentemente bajo mayor control ahora, amenaza por desbocarse debido a que la tan cacareada devaluación salarial ha tirado por los suelos las cotizaciones sociales, que quedan muy por debajo del pago de pensiones. Es necesario un nuevo esfuerzo de contención, como vienen pidiendo los organismos internacionales. Pero Rajoy, sobre quien pesa la acusación de Bárcenas de haber cobrado sobresueldos no declarados, carece de credibilidad para exigir nuevos sacrificios de esa clase a la población. Tampoco la tiene el PSOE, cuya travesía del desierto tras la manirrota gestión de Zapatero no ha sido suficientemente larga. Sólo queda Podemos.

Y Podemos está capacitado, como no lo están ni el PP ni el PSOE, para perseguir implacablemente la corrupción. Quienes se esconden tras la presunción de inocencia para la inacción política no merecen la confianza del público en esta cuestión. Y tampoco pueden actuar con contundencia en el terreno judicial porque… ¡si los imputados hablaran! Medidas como instruir las causas en seis meses o un máximo de dieciocho, pensadas para librar a los corruptos, pueden volverse contra ellos con Podemos. Éste no tiene más que establecer el jurado popular para los delitos de corrupción. Hoy el veredicto de Camps sería muy diferente.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Qué futuro espera a Cataluña

Que el proceso soberanista en Cataluña está muerto no debería ser un secreto para nadie: lo único que falta es que sus protagonistas den testimonio de ello, lo que puede hacerse esperar todavía un tiempo. Lo principal, sin embargo, es que el procés está herido de muerte, y nada puede ya remediarlo. Veamos.

El 9N Artur Mas le ha asestado, a su vez, un golpe casi mortal al régimen de 1978. Por un momento, pudo vanagloriarse de ello; pero una reflexión un poco detenida le ha debido de convencer de que continuar por ese camino, más que un suicidio político, significaría su condena ante la Historia. Él contaba con tres cosas, de las cuales la consulta no le ha proporcionado sino sólo una de ellas y tampoco el todo. Las tres eran: primero, la salida de España del euro, prometida por Andreu Mas-Colell en el verano de 2012; les parecía a ambos que, expulsada España del euro por no pagar sus deudas, Cataluña sería recibida con los brazos abiertos en la eurozona, como la parte más "seria" de la economía española y la única digna de pertenecer a la élite monetaria. Hasta tal punto llega la fatuidad catalanista. (Incidentalmente, se puede añadir que esa misma fatuidad es la que les ha hecho pensar que, independizada Cataluña de España, es impensable que a aquélla la expulsen, bajo ningún concepto, del euro). En segundo lugar, los dos paladines de CDC contaban con un apoyo creciente de la sociedad catalana; lo han recibido, sin duda, pero en menor medida de la esperada tanto en las autonómicas de 2012 como en la consulta del 9N. No pretendo minimizar los efectos de esta última. He empezado por decir que supone un golpe casi mortal al régimen de 1978 el que casi dos millones de personas, probablemente la parte más dinámica de la sociedad catalana, se hayan movilizado contra el Tribunal Constitucional y, por unas horas, hayan convertido a la propia Constitución en papel mojado ante la impotencia del Gobierno. Pero en 2014 no hay muchos más soberanistas que dos años antes, aunque su posición estratégica parezca ahora más fuerte. Únicamente lo parece, ya que les falta también la tercera pata de su proceso, una pata sin la cual todo el edificio "estatal" que tan diligentemente han construido se sostiene sobre el entusiasmo de las masas, permanece en equilibrio inestable y se vendrá inevitablemente a abajo cuando el entusiasmo se enfríe. Esa tercera pata era el reconocimiento internacional, cuya consecución en su fatuidad característica daban por hecha pero en la que han fracasado estrepitosamente.

Para Artur Mas, que es un estadista considerablemente superior a Rajoy aunque éste triunfe y aquél fracase, era crucial ir logrando parabienes de la comunidad internacional mientras avanzaba el proceso. Lo único que ha conseguido es un silencio glacial, cuando no lacónicos comentarios de que se trata de un asunto interno del Estado español o explícitas advertencias que la secesión sacaría a Cataluña del euro e incluso de la Unión Europea. Mas ha tenido tiempo de pedir aclaraciones y de que se le ponga en claro, como vengo sosteniendo desde hace un par de años, que, sin llevarse un mínimo de 200.000 millones de euros de la deuda soberana de España, Cataluña sería declarada en default ipso facto por las agencias de calificación de riesgos crediticios. Pero ya ni siquiera eso es lo más importante. Los soberanistas catalanes han conseguido demostrar que el Gobierno de Madrid, en estos momentos en manos de la derecha española, es incapaz de hacerse con el control del Estado; por la brecha abierta, se está haciendo fuerte una oposición antisistema que puede convertir ese Estado en ingobernable. España está en riesgo de convertirse en un Estado fallido, y la aparición de un Estado fallido en la eurozona y en la Unión Europea podría ser la chispa que encienda un fogonazo que haga arder la burbuja de unos mercados financieros sobrevendidos cuando la economía global está a las puertas de una nueva recesión; esto, en el momento en que el liderazgo europeo es más débil que nunca. La perspectiva de pegar fuego a la estabilidad tan trabajosamente lograda tras cinco años de austeridad puede hacer las delicias de Oriol Junqueras, pero no las de Artur Mas. Ésa es la diferencia entre CDC y ERC, sencillamente.

Creo que ésta es la clave en que hay que leer la disputa sobre lista única o listas separadas en unas elecciones plebiscitarias. Como han intuido Junqueras y tantos otros, Mas quiere perder las elecciones plebiscitarias aunque conservando un número de votos suficiente como para poder negociar. Sabe, por otra parte, que así destruiría a ERC como fuerza política independiente, lo que le permitiría hacerle una OPA hostil que le compensara, en número de votos, los que perdiera de Unió; pues Durán ya ha advertido que su coalición durará mientras quiera Mas, es decir, mientras Mas no se alíe con los republicanos. ¿Y si no hay lista única porque ERC y la CUP se resisten a entrar en ella? Si no hay lista única, entonces no habrá elecciones plebiscitarias. En su lugar habrá un acercamiento de Mas a Rajoy o al sucesor de Rajoy en el PP (y quizá a Pedro Sánchez), con el Gobierno ya obligado a negociar por el descrédito a causa de la corrupción, al efecto de recomponer el régimen del 78 y cerrar el paso a Podemos y a un nuevo proceso constituyente.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Las pensiones y su necesaria reforma

Me está pareciendo que todas las propuestas sobre pensiones andan desencaminadas. No habrá solución viable mientras no se reconozca que sus problemas derivan de que en España tenemos un sistema de reparto, que casi todo el mundo se empeña aquí en vender (y reformar) como si fuera de capitalización. Es absurdo.

El absurdo de ver en las pensiones públicas españolas un sistema de capitalización resulta evidente en cuanto se piensa un poco la clase de problemas que preocupan a todo el mundo. ¿O es que alguien cree que si de capitalización se tratara sería un problema el envejecimiento de la población, como claman unánimemente los expertos? En un sistema de capitalización lo cotizado para cada perceptor por él mismo y su empleador antes de jubilarse se invertiría mejor o peor, pero no habría riesgo de quiebra porque entran pocos cotizantes al sistema; el sistema empequeñecería y empequeñecería, si se quiere hasta extinguirse, pero cada cual seguiría cobrando lo suyo hasta fallecer. Si hay miedo a que las nuevas cotizaciones no sean suficientes es, precisamente, porque la capitalización brilla por su ausencia.

Entonces, ¿por qué unos pensionistas cobran más que otros, como si fuera respondiendo al hecho de que los primeros han cotizado más y por tanto, aparentemente, porque su capitalización es mayor? Nada de eso. El sistema es de falsa capitalización, y la prueba es que es que lo que se cobra no guarda ninguna relación razonable de capitalización con lo que se ha cotizado.

Si es así, ¿por qué hay un fondo de reserva, que presuntamente se invertiría para capitalizar las cotizaciones? Lo cierto es que la existencia del fondo de reserva responde a otras cuestiones. Cuando se creó, a finales de los años cuarenta del siglo pasado, respondía sencillamente al hecho de que la población laboral era joven, con muchos más cotizantes que perceptores, lo que (tras pagar a éstos una pensión "razonable") dejaba un remanente que, al acumularse año tras año, formó el fondo de reserva. Al régimen franquista le vino muy bien para financiar al Instituto Nacional de Industria (INI). A mediados de los noventa, los flujos de prestaciones y de cotizaciones se habían equilibrado y el miedo a que la relación pudiera invertirse impulsó el Pacto de Toledo. Pero la corriente inmigratoria que vino después volvió a resultar favorable, con efectos parecidos a (aunque más moderados que) lo ocurrido cincuenta años antes. Luego vino la crisis actual, entre tres y cuatro millones de trabajadores se fueron al paro y dejaron de cotizar. Entonces se puso de nuevo en peligro, y de forma más dramática, el reparto. Con todo, se había creado un fondo de setenta mil millones de euros en sus mejores momentos, que los expertos están de acuerdo en considerar un amortiguador de las crisis. Ahora lleva unos años disminuyendo, como corresponde a la coyuntura. Mientras se agota por completo, su presencia ha resultado muy oportuna para relajar la presión de los mercados sobre el Tesoro público, ya que dicho fondo está invertido, en su práctica totalidad, en deuda soberana española.

No entiendo cómo se puede meter nadie a diseñar una reforma del sistema español de pensiones ignorando estas cosas, que son elementales.

Por ignorarlo, la mayoría de la propuestas, si no todas, ignoran también el principal riesgo del sistema, que no es a muy largo plazo como el derivado del envejecimiento de la población, sino quizá a corto o medio dependiendo de la evolución de la coyuntura. Si entráramos en deflación, la caída de los salarios llevaría a un descenso proporcional de las cotizaciones mientras la legislación vigente garantiza las pensiones en términos nominales. El agujero del sistema, agrandándose en ese caso, acelerará el vaciado del fondo de reserva. Y la única solución que se les ocurrirá a los expertos será cambiar la legislación para rebajar las pensiones.

En cuanto a propuestas, una vez se acepta que el sistema es de reparto, son fáciles de plantear. Un sistema de reparto se debe financiar con cargo a impuestos; IVA, IRPF, Impuesto de Sociedades, el que sea, pero impuestos. Sufragarlo con cargo a cotizaciones sociales es hacer tributar a las empresas por los puestos de trabajo que crean. Si se quiere que lo paguen las empresas, es mucho más adecuado hacerlo con arreglo a los beneficios que con cargo al empleo creado. Es tan evidente que no merece la pena ni argumentarlo.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Propuesta de reforma financiera del Estado

He leído la resolución de Podemos sobre auditoría y reestructuración de la deuda, y sigue las líneas maestras ya conocidas. Me referí a este asunto en el penúltimo post. Decía allí que el impago de la deuda puede ser una necesidad, en determinados supuestos, para llevar a cabo políticas sociales y de reactivación de la demanda. Como imaginaba, Podemos hace de esa necesidad una virtud. Lo interesante es cómo argumenta el carácter virtuoso de la medida. Afirman que la auditoría dará ocasión de movilizar a las masas alrededor de un problema candente de política económica y de concitar su apoyo a la propuesta de reestructuración, cualquiera que ésta sea. Sólo comentaré que ningún almuerzo es gratis, y la movilización a que se hace referencia no se logrará a coste cero. Si es posible que dé oportunidad de discutir públicamente y movilizar, también generará un conflicto de primera magnitud con organismos internacionales como el Banco Central Europeo, la Unión Europea  y el Fondo Monetario Internacional, a todos los cuales pertenece España. A la luz de los indicadores macro (excepto el paro y la pobreza, pero ya sabemos que éstos les interesan menos), España no tiene ninguna necesidad de impagar la deuda ahora. Dejar de pagar sería, con toda seguridad en su concepto, una arbitrariedad injustificada que introduciría grave inestabilidad en las finanzas europeas y globales. Olvidemos las presuntas o reales virtudes y centrémonos en las necesidades. La necesidad de reestructurar la deuda hay que demostrarla y no sólo presuponerla, como la presupone Podemos. Y el movimiento se demuestra andando. Sirva esta introducción - convengo en que un poco larga - para dejar sentado que lo prioritario es resolver el paro y no buscar el conflicto con los organismos internacionales; que es preferible atacar el problema hasta donde se pueda sin provocar conflictos, o con conflictos de mejor intensidad, y, sólo cuando los medios alternativos sean insuficientes, acudir a la reestructuración.

Mi plan es el siguiente. El gobierno español debe dejar de inmediato de emitir deuda soberana convencional; esto es lógicamente anterior a reestructurarla e incluso a auditarla, toda vez que anunciar tales medidas mientras se sigue recurriendo a los mercados resulta incongruente. A partir de ese momento, la única deuda que se emitirá será deuda admitida en pago de impuestos. Esto, en los círculos  "chartalistas" (Universidad de Kansas City y sus seguidores en todo el mundo) se denomina bonos Mossler. La idea es sencilla: el gobierno paga sus gastos en bonos Mossler y éstos pueden circular como dinero ya que sirven para pagar impuestos; casi son dinero. La aplicación de la idea no es tan sencilla, al menos en España. El gobierno no puede dar circulación forzosa a los bonos Mossler, es decir, convertirlos en dinero legal, porque lo prohíbe su pertenencia a la zona euro: el único dinero legal aquí es el euro emitido por el BCE. El bono Mossler, en el mejor de los casos, será cuasi-dinero. El hecho de que se admita el bono Mossler en pago de impuestos es un incentivo para su circulación, pero como el dinero no sólo se usa para pagar impuestos, sin más incentivos el bono Mossler se cotizaría con un descuento sobre el euro. Eso no interesa. Lo que interesa es que la deuda monetizada se cotice a la par con el dinero legal. Lo ideal sería que el cuasi-dinero sea deuda perpetua, es decir, que sea admitida en pago de impuestos en cualquier momento y que devengue un interés continuo; es decir, que cada segundo que el cuasi-dinero esté en poder del tenedor le genere réditos. Eso sí será un incentivo poderoso para aceptar la deuda irredimible que circule como cuasi-dinero.

Un problema será la divisibilidad del cuasi-dinero. Éste tiene que servir tanto para cancelar una deuda de un millón de euros como una de un céntimo. El problema es resoluble dentro de las posibilidades técnicas de la Central de Anotaciones de Deuda Pública. Ahí uno no es propietario de "bonos", sino de "saldos"; por tanto, ya no hablamos estrictamente de "bonos Mossler" sino de "saldos como-queramos-llamarlos" (por ejemplo, "saldos de euros paralelos"). La dificultad de gestionar el nuevo sistema vendrá atemperada por la circunstancia de que las nuevas emisiones serán todas de una única clase o denominación, y las restantes quedarán a extinguir según vayan amortizándose. El sistema debe adaptarse al requisito de que los saldos se actualicen continuamente con la adición de los réditos correspondientes.

La Central de Anotaciones no está diseñada para admitir cuentas de los millones de agentes que deberán disponer de ellas; lo está sólo para registrar las cuentas de un número relativamente bajo de intermediarios, llamados "titulares" y "gestoras". Cada empresa o economía doméstica propietaria de saldos de deuda irredimible deberá tenerlos depositados en una gestora, que a todos los efectos hará las veces de un banco. Con una diferencia fundamental con respecto a los bancos actuales: las gestoras actuarán como bancos con un 100 por 100 de reservas, sin autorización para crear dinero con cargo a préstamos ni operaciones de ningún tipo. Este detalle es crucial. Los préstamos en euros paralelos serán el cometido de "bancos" apoderados por el propietario de un saldo para invertirlo en todo o en parte, de forma rentable y con riesgo. Hay "bancos" de este tipo actuando ya en el mercado español. La cuestión es que son la excepción. De lo que se trata es de que sean la regla general.

jueves, 6 de noviembre de 2014

La recuperación es un bluf

Sorprende el triunfalismo del gobierno ante datos tan pobres como los que últimamente se vienen registrando, y hasta se enfadan si no reconoces sus logros. Pero todavía es peor la entrega de la oposición, cuando admite que "los datos macroeconómicos son buenos, pero la creación de empleo va lenta y el ciudadano apenas nota la recuperación". Ninguno parece consciente de que la recuperación, más que lenta, es frágil y está a punto de irse a pique.

Se preguntarán ustedes el porqué. Muy sencillo. La recuperación depende de varias reformas estructurales y muy señaladamente de una: la reforma laboral. Las medidas adoptadas por el gobierno en este ámbito han debilitado a los sindicatos, desarticulado la negociación colectiva, facilitado y abaratado el despido, forzado incrementos de productividad sin retribución y, en resumidas cuentas, reducido considerablemente los costes laborales unitarios. Tenemos un empleo mucho más precario, que los asalariados aceptan porque hay un volumen impresionante de paro. Y la macroeconomía mejora porque menores costes facilitan la exportación, lo que permite que crezca (débilmente) el empleo. El mismo efecto de devaluación salarial ha favorecido la mayor llegada de turistas de la historia.

¿Dónde está el fallo del modelo? La devaluación salarial acaecida en España es una devaluación competitiva. Las devaluaciones competitivas son de tal naturaleza que cualquier país puede llevarlas a cabo. Todas las medidas de desorganización del mercado de trabajo emprendidas por el gobierno se quedarían en agua de borrajas si los demás gobiernos de Europa las imitaran; hasta ahora no han mostrado intención de hacerlo. En otras palabras, el gobierno ha tenido cierto éxito con el permiso de los demás gobiernos de la Unión Europea, que renuncian a hacer cosas parecidas para facilitar la solución de los problemas de la economía española; y contando con la pasividad de los sindicatos alemanes y franceses, entre otros. El gobierno español ha obtenido cierto éxito destrozando el mercado de trabajo porque los mercados laborales de otros países europeos están bien organizados. Pero eso podría empezar a cambiar. Por eso digo que la recuperación es frágil.

Y digo que está a punto de irse a pique porque hay signos de que podría estar cambiando ya. El crecimiento de las exportaciones españolas empieza a verse en Europa, al menos en medios sindicales, como una causa concomitante de la recesión que se cierne sobre la economía comunitaria. La marcha del sector del automóvil es ilustrativa de esa dinámica. El automóvil es la punta de lanza de las exportaciones españolas. Los fabricantes europeos con factorías en España están sustituyendo producción francesa, alemana y británica por española. Nosotros exportamos a Francia automóviles Renault y Citroën, a Alemania Wolkswagen y Opel, y al Reino Unido Ford, y la producción de esos fabricantes disminuye en esos países en la misma medida que aumenta en España. Las plantillas sufren despidos y regulaciones de empleo, porque los vehículos españoles son más baratos. Los sindicatos empiezan a decirse que algo hay que hacer.

Los franceses son quienes más avanzado tienen ese debate, también porque la situación de la economía gala no termina de enderezarse y de servir de motivo de preocupación a sus socios comunitarios. El gobierno francés dice a los sindicatos que no puede hacer nada, dada la libre circulación de mercancías en el entorno comunitario: los automóviles fabricados en España tienen exactamente el mismo derecho a ser vendidos en Francia que los producidos allí. También los fabricantes franceses juegan a hacer competir a los trabajadores españoles con los franceses. Uno puede imaginarse a los grandes patronos del Grupo PSA (Citroën, Peugeot) y de la Renault diciendo: "Claro que estamos por volver a traer el trabajo a Francia, pero los españoles se han apretado el cinturón y vosotros no". ¿Hay que ser adivino para imaginar lo que pasará si la economía francesa continúa dando problemas, o si un gobierno de derecha llega a cohabitar con el presidente Hollande? Toda Europa entraría en una carrera por ver quien paga salarios más bajos.

Y mientras los fatuos de aquí sacando pecho por una política de derechas cuyo éxito depende de que en Europa sea haga una política de centro o incluso de izquierdas. Observemos qué pasa si la Unión Europea entra en recesión. Ojalá me equivoque al predecir que lo ocurrido en España, tan celebrado hoy, será visto como el primer episodio de una gran y prolongada deflación.

martes, 4 de noviembre de 2014

La política económica de Podemos

Lo que el grupo dirigente de Podemos ha dicho sobre lo que la formación hará en materia de política económica es, sencillamente, trivial. Hablan de hacer una auditoría de la deuda pública. ¿Y eso, qué? Será una pérdida de tiempo. Descubren que la mitad de la deuda es "ilegítima", por ejemplo, porque se pidió prestado para que algunos políticos, o más bien muchos, se llenaran los bolsillos. ¿Y qué? ¿Se procederá a repudiar 50 ctms de cada euro adeudado? Eso olvidaría que el sinvergüenza fue el prestatario, que hizo mal uso del dinero, no el prestamista, que lo prestó de buena fe. La gente de Podemos parecer decir: "Pues que se fastidie el prestamista; así aprenderá a no prestar a sinvergüenzas". Lo que este discurso, explícito e implícito, viene a significar es que Podemos hará default, es decir, declarará la bancarrota del Estado. El discurso es trivial y una pérdida de tiempo, porque nadie declara la bancarrota mientras puede pagar. Nadie tira piedras sobre su propio tejado.

Cosa distinta es hacer de la necesidad virtud. Lo que Podemos quiere decir, en realidad, es que quizá no pueda España continuar pagando su deuda. Si se quiere restaurar el Estado de bienestar a la situación anterior a los recortes, si se quiere que no haya un solo desahucio por no poder atender la hipoteca y ni una sola vivienda sin electricidad por no poder pagar la luz, etc.; si se quiere implantar una renta mínima de inserción, si se quiere todo eso entonces está claro que no habrá dinero para seguir pagando la deuda. Ignoro si los economistas de Podemos han estimado el coste agregado de sus medidas así como sus previsiones de reducción del fraude fiscal, pero dejar de pagar los intereses no será suficiente y, ¡qué narices!, dejar de pagar los intereses ya es default. Por tanto, el default o bancarrota será una consecuencia de la política social. Por otra parte, el acceso de Podemos a las instituciones, en particular las europeas, irá moderando poco la actitud, si no el discurso, de sus dirigentes. En Europa, la griega Syriza es una sólida referencia para Podemos, y el dirigente de aquélla, Alexis Tsipras, ya no habla de no pagar la deuda sino de "reestructurarla". Es muy posible que Podemos empiece a adoptar este lenguaje. En todo caso, Tsipras tiene muy claro que la deuda griega está en manos de bancos alemanes, y opina que va siendo hora de que éstos corran con su parte del coste de la crisis, de lo que hasta ahora se han venido librando. En España es más dudoso que eso sea una buena deducción de los datos; dejar de pagar la deuda es tanto como hundir a los bancos españoles. Lo cual plantea el problema de qué quiere hacer Podemos con los bancos. En este como en otros temas, no creo que Podemos tenga ninguna idea clara. Parecen partidarios de la teoría de que no hay mejor maestro que el Poder y que una vez en él, les irá enseñando qué hacer, sobre la marcha.

Mención aparte, para llegar a idénticas conclusiones, merece la cuestión macroeconómica. ¿Qué pretende hacer Podemos para restaurar el pleno empleo? La fórmula de inversión pública en infraestructuras, que se está convirtiendo en el nuevo mantra ante el fracaso de la austeridad, ni convence ni deja de convencer a Podemos; es una fórmula neokeynesiana, y ellos no lo son. Si son listos, se darán cuenta de que esa fórmula, con sus premisas de política social, lleva aún más deprisa a la bancarrota. Y el problema crucial es: ¿de qué sirve la inversión en infraestructuras si nos quedamos sin euros con los que adquirir las importaciones que requieren las empresas para crear empleo? A la corta, España tendría que salir del euro (a menos que los amigos de Podemos ganen en toda Europa, lo que sólo parece a punto de ocurrir en Grecia, un país marginal). A la larga, el problema no se resuelve con la salida del euro porque las importaciones no podrán pagarse con neopesetas, que es el único dinero de que podríamos disponer sin necesidad de exportar.

Todo el análisis nos lleva a la pregunta clave: ¿qué puede exportar España? Quienes temen la deriva bolivariana de Podemos saben poca economía, indudablemente. El bolivarianismo ha triunfado en países donde el problema de las exportaciones está resuelto por la naturaleza: en Venezuela, que tiene las reservas de petróleo mayores del mundo; en Bolivia, con inmensas reservas de gas natural y las mayores del mundo en litio; mucho menos en Ecuador, que hace prospecciones en todo su territorio, a ver si le toca la lotería; en Argentina, ya casi sin petróleo, el bolivarianismo anda de cabeza. Sin algo valioso que exportar, España terminaría pareciéndose más Cuba que a ningún otro modelo. Una perspectiva que puede entusiasmar a los más radicales pero ahuyentaría a muchos votantes. En esta situación, nada le podría venir mejor a Podemos que el éxito de las prospecciones petrolíferas en Canarias, Baleares y donde haga falta, y la implantación generalizada del fraking: eso resolvería en buena medida el problema de la dependencia del exterior. Por tal razón creo que Podemos no gobernará tras la próximas elecciones, y le vendrá bien no hacerlo. Al menos necesita una legislatura más, en la que una coalición PSOE-PP tire agónicamente para adelante con esas prospecciones y consiga petróleo de cuantas más, mejor. Podemos no podría realizarlas porque sus votantes se oponen. Ahora bien, una vez otros han hecho el trabajo sucio y con el dinero entrando... A caballo regalado no se le mira el diente, ¿o no? Entiéndaseme; no digo que producir mucho petróleo haría la política económica de Podemos más viable. Indudablemente, la haría más creíble.

jueves, 28 de agosto de 2014

El sueño de Hayek

Hace más de veinte años, cuando leí La fatal arrogancia, la última publicación importante de Hayek, quedé absolutamente fascinado. No mucho después, murió, y desde entonces no he dejado de pensar que su premio Nobel es uno de los más merecidos de la historia de ese galardón, si no el que más. Hayek era un economista político, en toda la acepción del término. Nunca se preocupó por lo adecuado o inadecuado de los estadísticos de una serie temporal; es más, pensaba que eso son ejercicios inútiles, que nublan nuestra visión de la realidad. Diría incluso más. Hayek fue, más que un economista (en el sentido de Alfred Marshall, que tanto hizo por la profesionalización de la Economía como por la dilución del conocimiento económico en matemáticas de segunda) fue un filósofo. También Adam Smith se consideró siempre un filósofo más que otra cosa.

El gran descubrimiento de Hayek fue la descripción del mercado como un “orden espontáneo”. Fíjense bien: el mercado era, para Hayek, un orden que se establece, se regula y se reproduce por sí mismo. En esto, Hayek se distancia de los clásicos; para Adam Smith, por ejemplo, el mercado era producto de la innata propensión del ser humano a intercambiar y comerciar. Allí donde los clásicos podrían ser tachados de “platónicos” (lo que es innato es descubierto por introspección, análoga a la anamnesis socrática), Hayek se presenta como un verdadero estoico, en la mejor tradición de Cicerón, entre los antiguos, y de Edmund Burke, entre los modernos. Los estoicos creen que la felicidad del mayor número se consigue sólo mediante instituciones que se asemejen, en su diseño y funcionamiento, a lo que es natural; la naturaleza viene a ser el modelo de lo social. Esas instituciones, ya sea en la Roma clásica, en la Inglaterra del siglo XVIII o en la globalización actual, no surgen de la noche a la mañana, porque no son innatas en el ser humano, como descubrió el FMI en la transición de los países del Este de Europa al régimen de mercado. El funcionamiento del mercado es un conocimiento, como otro cualquiera, que se aprende; no es necesario estudiar ninguna teoría para aprenderlo: basta con actuar en el mercado. O sea, es un conocimiento de ésos que los japoneses del KM (Knowledge Management) llamarían “implícito”. Lo adquirimos sin darnos cuenta. Ese conocimiento ha evolucionado desde los albores de la civilización, con pequeñas mejoras, de las que apenas eran tampoco conscientes quienes las introducían: no pretendían pasar a la posteridad; tan sólo les importaba ganar dinero con ellas. Los demás las copiaban, esperando ganar el mismo dinero. Así, el mercado ha ido progresando con el paso de los siglos, hasta constituir un orden espontáneo, es decir, un orden que se sostiene sólo con que los que actúan en él continúen haciéndolo de una forma “correcta”. Aquí es donde Hayek, como buen “austriaco”, se separa radicalmente de los estatistas, por “liberales” que sean, quienes opinan que es necesaria la acción reguladora del gobierno para sostener el orden de mercado.
¿Cuál es el problema? Junto a la clase de actuaciones “correctas”, que sostienen y hacen progresar el mercado (al tiempo que les proporciona beneficios, claro está), los agentes aprenden también actuaciones “incorrectas”, tramposas y perjudiciales al mercado; actuaciones que reducen la libertad y por tanto la eficiencia del mercado. Cuando no se pone freno a esas actuaciones restrictivas, puede llegar a ocurrir que el mercado no ofrezca ninguna ventaja sobre cualquier economía organizada con arreglo a criterios paternalistas. El monopolio conduce a la tiranía, y la tiranía convierte la libertad en servidumbre.

Hasta aquí, el discurso de Hayek es impecable. ¿Cuál es su punto débil? Que él sólo ve amenazas al mercado por el lado del gobierno, que son desde luego las amenazas más obvias; se le escapan, no obstante, las amenazas al mercado que provienen de la falta generalizada de escrúpulos de los agentes del mercado, del exceso de actuaciones “incorrectas” de éstos. Para Hayek, la tarea del filósofo es doble. Por un lado, debe predicar sin descanso contra los peligros de la estatización, que sofoca la capacidad expansiva del mercado. Por otro, ha de propugnar una moral capitalista, que se abstenga de interferir en los mecanismos de mercado por medio de actuaciones que ponen obstáculo al funcionamiento de éste. Su énfasis lo puso en el estatismo, porque vivió en una época de totalitarismos. Ahora haría falta, sin embargo, subrayar los peligros de la ausencia de una moral colectiva, pública, contra las actuaciones carentes de escrúpulos.

Algunos “austriacos” de menos talla que Hayek, que en vez de estoicos parecen cínicos, se despreocupan de los monopolios. Es natural que los haya, nos dicen; incluso es natural que los agentes lo busquen. Si los beneficios del monopolio son grandes, y el mercado prevalece, otros agentes aguzarán su ingenio para arrebatarle el monopolio al que lo detente, y sin duda lo conseguirán con tal de que el monopolio no tenga carácter más o menos “oficial”. No caen en la cuenta que el monopolio es consecuencia de la destrucción del mercado, más que causa de esa destrucción. La razón la da otro de los nombres emblemáticos del siglo XX: Karl Polanyi, autor del “best seller en diferido” La gran transformación. La sociedad moderna no contempla sólo el intercambio de equivalentes (= mercado) sino también otras formas de circulación, entre las que quiero citar el intercambio de favores, que no se basa en el principio latino do ut des (“doy para que des”, regla número 1 del mercado) sino en el siciliano una mano lava a la otra. Si quieren saber por qué El padrino es considerada por el público la mejor película de la historia del cine, reflexionen sobre las diferencias entre las filosofías de Friedrich A. Hayek y Dom Vito Corleone.


Dedicado a Jorge Hurtado

jueves, 26 de junio de 2014

Yo también quiero una SICAV

Historias como la de Willy Meyer, cabeza de lista de IU en las elecciones europeas de 2014, están poniendo de moda las SICAV. Muchos las critican, pocos las defienden y casi nadie parece saber realmente lo que son. Es muy sencillo. SICAV es un acrónimo de Sociedad de Inversión de Capital Variable. Es una Sociedad Anónima de propósito específico, es decir, sólo puede dedicarse a inversiones. Su particularidad, el que sea de capital variable, radica en que amplía capital vendiendo sus propias acciones y lo reduce comprándolas; legalmente, está obligada a venderlas cuando el precio de la acción supera en un 5% el valor teórico de su patrimonio y está obligada a comprarlas cuando el precio de la acción cae un 5% por debajo de su valor teórico. De manera que el precio de la acción nunca debe estar más de un 5% por encima, ni menos de un 5% por debajo, del valor teórico. En realidad, todo depende de cómo vaya el valor teórico, que irá para arriba si la gestión de la cartera de activos es buena, o para abajo, si es mala.

¿Dónde está el truco de la SICAV? En la rentabilidad financiero-fiscal para el inversor. Mientras una Sociedad Anónima "normal", de capital fijo, tributa el 25 o 30% de sus beneficios, la SICAV tributa únicamente el 1%. Eso parece a muchos un privilegio excesivo de la SICAV. Pero no lo es tanto si, en vez de con la Sociedad Anónima, la SICAV se compara con el Fondo de Inversión Mobiliaria, que es a lo que realmente se parece. El Fondo de Inversión no tributa nada, o sea, todavía menos que la SICAV. La diferencia, ¿cuál es? Que el fondo de inversión está pensado como institución de inversión colectiva, mediante la venta de participaciones al que las quiera comprar; en cambio, la SICAV está pensada como institución de inversión individual (aun manteniendo la ficción de inversión pseudo-colectiva por medio de la exigencia de 100 socios, 99 de ellos testaferros del inversor real) en la que el promotor pone su liquidez en ella comprando acciones a la propia Sociedad a un 5% por encima de su valor teórico, y lo saca revendiéndoselas a un 5% por debajo del mismo. Y, mientras, no tributa por los rendimientos del capital. Claro que a lo peor no hay rendimientos del capital si el valor teórico va para abajo. Y si va para arriba, Big Boy (o Big Girl) los tributa en el impuesto personal no como renta sino como plusvalías, entre el 21 y el 27%, por fuera del gravamen progresivo del IRPF.

miércoles, 25 de junio de 2014

El discreto encanto de la Monarquía

Soy republicano por los cuatro costados. ¿Vieron "Ocho apellidos vascos"? Pues yo tengo cuatro apellidos republicanos. Luché contra la dictadura en los setenta. No voy a decir que arriesgué la vida, aunque alguna vez me dispararon; no a mí, personalmente, desde luego, sino al piquete de que formaba parte. No pretenderé que fue algo singular, ni mucho menos heroico: muchos vivieron la experiencia. Pero tuve que obligarme a realizar actos de cierto valor para estar en paz conmigo mismo. Me esforcé por traer un régimen que no era éste. El resultado no dependía tan sólo de mí, sin embargo, sino también de varias decenas de millones de españoles. Lo que quisieron nos ha traído a donde estamos, y no seré yo quien pretenda desentenderse de las consecuencias. Soy corresponsable por acción, por omisión, por simple incapacidad de hacer más y mejor, o por todo eso junto. Soy miembro de la generación que hizo la transición. Con eso está dicho todo.

Hoy pide la palabra otra generación, quizá posterior en dos a aquélla, que ni la hizo ni disfrutó del progreso que durante tres décadas nos trajo la transición. Una generación que, en Cataluña y el País Vasco, cuestiona la unidad de España y, en el resto, cuestiona la imposición de un régimen, la monarquía parlamentaria, que no han podido elegir, como, ya quedara uno en mayoría, en minoría o se abstuviera, pudimos elegirlo nosotros. Mi percepción es que la tercera generación no es tan conformista como la segunda, y no será fácil "comprarla" con bienestar material en diferido, que es lo único que el poder puede ofrecerles ahora. Van a ganar cada vez más fuerza, mientras la generación de la transición no hará más que perderla, por un proceso puramente biológico.

Mi percepción también es ésta. Los jóvenes quieren decidir, pero no está nada claro que todos estén de acuerdo en la elección, si se les deja. Un referéndum sobre Monarquía o República podría presentar a Felipe VI como candidato a presidente vitalicio, lo que calmaría a los republicanos moderados, un poco de la forma que la familia Orange fue, de una generación a otra, revalidada como dinastía electiva de estatúderes en la Holanda del siglo XVII. Ese plebiscito lo ganaría la Corona, con toda seguridad, en el conjunto de España; con bastante probabilidad, también en Cataluña; y creo que incluso tendría opciones en el País Vasco. Lo que está fuera de dudas es que los soberanistas lo tendrían bastante difícil para convencerse y convencernos de que la independencia es viable si no consiguen mayoría de votos en sus feudos para la República.

Vaya por delante que yo votaría República.

martes, 24 de junio de 2014

Reforma fiscal contra Podemos

Se equivocan, nos equivocamos quienes hemos visto en la reforma fiscal anunciada estos días simplemente una operación para llenar (otra vez) el bolsillo de los ricos. Los "ricos" son tan pocos hoy en España que apretarles o favorecerles con impuestos tiene muy relativamente poca repercusión. Naturalmente, Rajoy y Montoro les favorecen, que para eso son de derechas. Pero la cosa tiene bastante más calado. Además de favorecer a los ricos, favorece a las rentas de menos de 30.000 euros anuales; las explicaciones en contrario no terminan de convencerme.

El gobierno está aterrorizado por el ascenso de Podemos, y tiene una teoría sobre el asunto. A Podemos tienen que haberle votado los zarrapastrosos y marginotas, los vagos que prefieren cobrar 400 euros al mes a dar un palo al agua, los pensionistas que sostienen a sus hijos y nietos, los desgraciados por los que el PP no ha hecho absolutamente nada, fuera de exprimirles hasta el tuétano.

O sea, quienes disponen de menos de 30.000 euros anuales.

lunes, 16 de junio de 2014

La política monetaria es inútil contra la deflación

Los mercados han celebrado las últimas medidas del Banco Central Europeo, en la esperanza de que sirvan para conjurar la amenaza de una espiral descendente de precios y rentas nominales en la zona euro. Verdes las han segado. El temor a la deflación proviene no de otra cosa que de la asimetría de sus causas y efectos, comparados con los de la inflación. Y tal asimetría determina que lo que sirve para generar inflación, y también para controlarla, la política monetaria propiamente dicha, no tenga nada que ver con la deflación, ni pueda intervenir para frenarla. La política monetaria ha sido descrita como una cuerda, que sirve para tirar de algo pero no para empujarlo. La frase pushing on a string ("empujando un cordón") ilustra las tribulaciones del banquero central, en este caso Mario Draghi, a la hora de enfrentarse a la deflación. Veamos en qué consisten esas tribulaciones con algo más de detalle.
Un banquero central inyecta liquidez cambiando el dinero que emite por activos rentables que le suministran los bancos privados. Por motivos que tienen que ver con el grado de perfeccionamiento a que ha llegado lo que técnicamente se denomina "mecanismo de transmisión", la forma preferida de intercambio de dinero por activos rentables no es la compra simple de tales activos por el banco central, sino las llamadas operaciones temporales, de compraventa con pacto de retrocesión o repos, consistentes en que el banco central compra el activo rentable en una fecha con el compromiso de la contraparte de recomprarlo en otra posterior. De esa manera, se elimina para las dos partes el riesgo de tipo de interés. Los bancos privados pueden llegar a altos extremos de sofisticación en el uso del mecanismo, que les permite planificar sus operaciones con el banco central con vistas a vender un activo rentable después de haber cobrado los correspondientes intereses y recomprarlo poco antes del vencimiento del siguiente pago de los mismos. Pero, por muy sofisticada que llegue a ser la gestión de los así llamados activos de garantía, siempre habrá activos que sean propiedad del banco central en el momento del pago de intereses porque el banco privado de contrapartida no puede encontrar liquidez para recuperarlos sin sacrificar, aunque sea temporalmente, otros activos más rentables. De ahí el banco central tenga muy fácil el suministrar liquidez al sistema financiero cuando los tipos de interés van para arriba; porque, en definitiva, para el banco privado de contrapartida, se trata tan sólo de sacrificar activos menos rentables para cedérselos al banco central a cambio de liquidez que invertir en activos más rentables. Pero, por la misma razón, es no ya difícil sino dificilísimo para el banco central inyectar liquidez cuando los tipos de interés van para abajo.Porque, entonces, a ver cómo convence el banco central al banco privado de que coja la liquidez que le ofrece a cambio de activos más rentables, para invertirla en activos que lo son menos.

martes, 3 de junio de 2014

Razones económicas de una abdicación

Hoy publican los medios que el paro ha descendido en un importante número de personas y que los cotizantes a la Seguridad Social han aumentado en otro número importante; es evidente que el gobierno debía conocer estos datos con antelación, ayer sin ir más lejos. Uno se pregunta qué razones ha podido tener ese mismo gobierno para anunciar la abdicación en tal día, a una semana de las elecciones europeas.

Las coincidencias no existen. Ayer se conocía otro dato del máximo interés: la Comisión Europea transmitía públicamente a España sus exigencias, dentro del procedimiento por déficit excesivo en que nos encontramos incursos; también eso debía conocerlo el gobierno con antelación. Entre las medidas exigidas, varias que pueden despertar malestar entre la población: subida adicional del IVA, elevación de las tarifas eléctricas y nueva vuelta de tuerca a la reforma laboral. Tras haberse resistido durante meses a esa clase de exigencias, pues no en vano estamos cada vez más cerca de las elecciones generales, esta vez el gobierno carece de fuerza para hacerlo, por cuanto las europeas acaban de mostrar que cuenta con el apoyo de un segmento muy exiguo de la población. Esta vez, el gobierno aplicará las medidas, o por lo menos una fracción lo suficientemente sustancial de ellas como para demostrar su buena voluntad. No sea que las quejas de la Comisión despierten a los mercados y se vuelva a disparar la prima de riesgo, con lo que costó domesticarla.

Después de dos años, el gobierno sabe de sobra lo que significa ceder. Frenar en seco la recuperación y a corto plazo más paro, exactamente eso. La Comisión lo exige porque cree que así se podrá crecer con más fuerza dentro de dos o tres años, ya que el crecimiento de ahora les parece insuficiente para aumentar rápidamente el empleo. Se trata de una diferencia de criterio en cuanto a los plazos. El gobierno, con su pachorra habitual habría estado dispuesto a andar diez o quince años creciendo a paso de tortuga, pero la Comisión está preocupada con el ascenso de los radicales de una y otra mano en toda Europa. De modo que el gobierno se enfrenta solo a la perspectiva de aplicar nuevas medidas impopulares en vísperas de elecciones. El problema es tanto más grave cuanto que es consciente de que sus medidas anteriores han significado la ruina y empobrecimiento de muchos que le votaron hace dos años y medio, bastantes de los cuales podrían estar votando a Podemos o estar pensando en hacerlo en las generales.

Así las cosas, parece que el gobierno ha decidido agarrar el toro por los cuernos, forzar la abdicación del Rey, abrir una crisis constitucional (puesto que no hay ley que regule la abdicación), provocar un debate artificial sobre si monarquía o república, terminar de laminar a un PSOE esquizofrénico entre una dirección comprometida con la lealtad institucional y unas bases fervientemente republicanas; y dejar al PP dueño del centro político, erigido en paladín del bando monárquico y agitando el mensaje subliminal de la guerra civil. O eso, o son completamente idiotas. Pongámonos en lo razonable: "¿Queréis Podemos? Pues sabed que son republicanos, es decir, rojos que vendrán a quemar iglesias, como en el 31". Le saldrá mejor o peor; sospecho que no le puede salir bien. Pero lo que no puede estar más claro es que, de las exigencias de la Comisión, ésta no nos libramos.

sábado, 31 de mayo de 2014

El BCE reconoce implícitamente no poder hacer nada por España

El 30 de mayo, publicaron el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra (BoE) un documento que, según sus autores, habíase terminado de redactar el día anterior. Se trata de un documento para la discusión, nada más, sobre el tema genérico de los ABS. Para el lector menos informado, ABS son las siglas de Asset-backed Securities, o "valores respaldados por activos"; es el viejo tema de la titulización, que el BCE y el BoE vienen a presentar como si fuera nuevo. Había mucha expectación por este documento, desde hace meses. Me temo, sin embargo, que va a suponer un jarro de agua fría para las esperanzas de muchos.

Empezaré por lo que se esperaba. La tendencia deflacionista que se viene observando en toda la zona euro ha planteado el debate sobre el uso de herramientas no convencionales (es decir, que vayan más allá de la lucha contra la inflación) por parte del BCE; el BoE, lo mismo que la Reserva Federal de EE.UU., lleva años aplicando la llamada QE (siglas de Quantitative Easing, una forma moderna de política monetaria expansiva) como instrumento para mantener la actividad y el empleo. En la zona euro, el BCE no hace nada parecido ya que incluso las SMP (siglas de Secondary Market Purchases, o "compras [de bonos] en el mercado secundario"), utilizadas desde la crisis de Irlanda en el otoño de 2010, obligan al BCE a esterilizar la inyección de liquidez asociada mediante captación de depósitos a plazo fijo. Lo cual no sería obligatorio bajo las OMT (siglas de Outright Market Transactions, o "adquisiciones en el mercado secundario a vencimiento [del activo adquirido]" pero, como se sabe, este instrumento nunca ha sido aplicado y se encuentra impugnado ante el Tribunal Europeo de Estrasburgo; últimamente, incluso el ministro alemán de Finanzas, Schaubel, ha anunciado que vetará su uso por el BCE. Draghi se encuentra sin margen de maniobra, mientras no ha dejado de prometer que haría "todo lo necesario" (whatever it takes) para salvar el euro y nuestra presencia en él. Implícito está que el euro no tiene futuro donde, como en España, el paro se sitúa en tasas del 25%, si éstas no se reducen rápidamente. Así las cosas, algunos, en realidad muchos, habían propuesto que el BCE pueda descontar el crédito bancario; esto es, que el crédito que el banco le concede a usted o a mí, o al menos a la empresa que le coloca la caldera nueva, pueda utilizarse como activo de garantía en las operaciones de inyección de liquidez del BCE. Así, su banco podría prestarle a esa empresa; inmediatamente descontar ese crédito en el BCE, recuperar la liquidez y volver a prestar a otra empresa; y así sucesivamente, hasta sacarnos del agujero.

Pero, con este documento, el BCE acaba de decir que no. Aparentemente, porque tiene miedo de que no funcione. Veamos; para que funcione hace falta que los tipos de interés salgan de la trampa de liquidez en que están. Así, el banco español cedería al BCE un crédito al 5,5% para emplear la liquidez en prestar al 5,75%; luego descontaría este segundo crédito para prestar a un tercero al 6%; y así sucesivamente. Parece que el BCE no cree que esa subida de tipos pueda producirse, precisamente por encontrarse éstos en una "trampa de liquidez", donde podrían permanecer deprimidos indefinidamente. Pero, con el pretexto de tal escepticismo, lo que el BCE hace es caer en el inmovilismo. ¿Y qué ofrece, en lugar del descuento de crédito a las pymes? Algo que ya existía pero, según el BCE y el BoE, no en medida suficiente, porque el desorden en su emisión contribuyó decisivamente a la crisis de 2007. Se trata, en efecto, de productos derivados, consistentes en "empaquetar" los créditos, calificarlos colectivamente, constituir "vehículos de propósito especial" (fondos de titulización de activos, en nuestra jerga) y emitir bonos de titulización con los créditos como subyacente; tales bonos de titulización serían lo que el BCE estaría dispuesto a descontar o aceptar como activos de garantía. Nada nuevo, repito, porque eso el BCE ya lo venía haciendo. Su apetencia se limita a los ABS, naturalmente; nada de CDO (collateral debt obligations, o bonos de subyacente heterogéneo, que empaquetan créditos de distintos originadores, e incluso créditos conjuntamente con ABS, o ABS de distintos fondos en uno nuevo), lo que es hasta cierto punto lógico dada su característica opacidad. Lo que ya no es tan lógico es que ofrezca como modelo de lo que hay que hacer los bonos que viene descontando regularmente hasta la fecha, producto de lo que denomina, sin rubor alguno, qualifying securitusation ("titulización de calidad"). (En §102, la titulización de calidad se define como aquella "cuyo riesgo y su retribución pueden ser consistente y predeciblemente entendidos", pero en §125 se viene a identificar con lo que aceptan en Europa los bancos centrales, es decir, ellos mismos). En realidad, el documento, más que resultado de una verdadera investigación, como pretende, parece dedicado a hacer pedagogía de los derivados financieros que son del gusto del BCE y el BoE.

En el capítulo de problemas para la expansión de estos derivados, los autores, deteniéndose en los que son comunes a toda Europa, dejan de lado los propios de cada país. Uno de los primeros es la calificación de ABS en países con elevado riesgo soberano. Las agencias de rating ponen un techo en tal sentido. Así, si la calificación de la deuda soberana española es BBB (a dos pasos del bono basura), ningún ABS, por seguro que sea el subyacente, podrá merecer más de esa calificación; y de ahí, para abajo. Lo que significa que los ABS de subyacente originado en España difícilmente podrán alcanzar la calificación de "activos de inversión", dado lo cual no servirán de garantía ante el BCE, con lo que estaremos como al principio. Lo que se le ocurre al BCE es pedir a las agencias de rating que den información sobre la calidad de los ABS, adicional a la incorporada a la calificación. Con ello, abre la puerta quizá (sólo quizá) a aceptar como garantía bonos-basura con buena recomendación de las agencias. Cualquiera sabe.

Hay un problema todavía más grave, al menos para España, que no existe para el documento. Me refiero al problema de los avales personales, que exige cualquier banco para conceder un crédito en la mayoría de los casos. Una de dos, o los bancos renuncian a esa clase de exigencia, o la operación de "verdadera venta" que caracteriza a la transferencia de riesgo mediante la constitución de un vehículo de propósito especial sería tremendamente difícil, si no imposible, con la legislación en la mano. Para empezar no sería posible que el BCE adquiriera los bonos de titulización, salvo que el banco cediera el usufructo de los créditos reteniendo la nuda propiedad. Habría que aprobar toda una nueva normativa sobre crédito bancario para eso. Alternativamente, el BCE podría renunciar a las operaciones temporales (reverse operations, operaciones de compraventa con pacto de retrocesión) para ejecutar sus operaciones por medio de préstamos con garantía pignoraticia, que, estando previstos en su manual de operaciones, no han sido utilizados nunca. Por poderse, lo que se dice poderse, se podría hacer. Lo dudoso del asunto es que habría que cambiar el procedimiento jurídico de garantías para toda la zona euro, siendo así que tal cambio general sólo vendría a resolver un problema de la periferia y no del núcleo duro. Dudoso, como digo; extremadamente dudoso.

Lo más probable es que el BCE opine que el de los avales es un problema de España, que se queda en España. Según eso, para descontar crédito bancario en el BCE, los bancos españoles tendrían que dejar de apoyarse en los avales y pasar a valorar a las empresas por sus proyectos. Algo que la banca española nunca ha hecho, salvo de forma muy selectiva y especializada. Cambiar toda su estructura de actuación profesional para eso supondría una verdadera revolución en el sector, que los bancos españoles, conservadores hasta la médula, no van a querer hacer ni jartos de vino.

jueves, 29 de mayo de 2014

El modelo español hace agua

Lo vengo prediciendo hace meses. Los saldos deudores de España en TARGET2 muestran que desde principios de año el dinero tiende a salir de España. Este dato, que a muchos puede parecer que no justifica una interpretación general de lo que puede estar pasando en la economía española, en realidad, lo dice todo. Porque otros indicadores pueden decir lo contrario; pero eso carece de importancia, porque el que señalo es el más adelantado de todos. Lo que no quiere decir otra cosa que, tarde o temprano, los demás terminarán ajustando su paso al del más adelantado. Vayamos a lo que puede significar el dato.

La salida de dinero tiene su origen en un déficit la balanza de pagos, crónico en la economía española desde el Plan de Estabilización de 1959 y que forzó repetidas devaluaciones hasta nuestra entrada en el euro, las últimas cuatro en 1992-95. Después de 1999, se perdió la devaluación como herramienta de política económica, pero la burbuja inmobiliaria vino a remediar temporalmente el problema. (Siempre digo que las burbujas no son incondicionalmente malas ni buenas, como nada en economía; son buenas mientras duran, malas cuando se acaban). Aunque el déficit latente de pagos seguía ahí, la llegada de dinero del exterior para invertir en el ladrillo vino a suplirlo. Y así se continuó hasta la crisis. Luego vino el pinchazo del ladrillo y la salida de dinero a chorros, sólo compensada gracias al propio mecanismo de TARGET2, que permite anotar el déficit de pagos interbancarios como "deuda" con el Sistema Europeo de Bancos Centrales en lugar de suponer la salida efectiva de dinero del país, evitándose con ello el consiguiente impacto deflacionista. La deuda en TARGET2 creció hasta máximos (434 mil millones de euros) en agosto de 2012; después, se redujo de forma prácticamente ininterrumpida hasta diciembre de 2013, hasta 213 mil millones. Y en los cuatro primeros meses del año ha vuelto a aumentar; poco, hasta 230 mil millones. Pero podría ser un punto de inflexión.

Varios gráficos que publica hoy Miguel Puente Ajovin (@CaoticaEconomia) ayudan a entender lo que puede estar pasando. En primer lugar, las importaciones vuelven a crecer más que las exportaciones; segundo, pese a todo la economía española sigue creciendo, lo que significa que la demanda interior está tomando el relevo de la demanda exterior; y tercero, crece intensamente la inversión en bienes de equipo mientras se mantiene deprimida la demanda inmobiliaria. O dicho de otra forma, las exportaciones hacen de "motor de arranque" de la demanda interior. Cuando ésta coge fuerza por sí misma, pega un tirón a las importaciones, que acaban por neutralizar o incluso superan al aumento de las exportaciones (sobre todo cuando, como ocurre ahora, la coyuntura internacional no ayuda). Finalmente, la "salida" de dinero, aunque sea de mentirijillas, como es el caso con TARGET2, termina por forzar una revisión a la baja de las expectativas de los mercados sobre la economía española. Antes del euro, la especulación contraria se traducía en necesaria devaluación; ahora, en ascenso de la prima de riesgo. Luego yo esperaría una subida de la prima de riesgo a pocos meses vista, si el aumento de la deuda en TARGET2 no se troca pronto en nuevas y firmes reducciones de la misma.

Lo que tenemos es la eterna restricción exterior al crecimiento de la economía española, detectada por muchos notables economistas desde hace décadas. Las duras reformas de este gobierno no han sido capaces de eliminarla, y ahora volvemos a estar al cabo de la calle. Mientras se pudo hinchar la burbuja inmobiliaria, todo fue bien, porque esa burbuja flexibilizaba la restricción, hasta anularla, gracias a la inducción de inversión extranjera. Después, nos cayeron encima todos los males. En agosto de 2012, Mario Draghi ofreció el Banco Central Europeo como solución de recambio a la burbuja, a fin de estabilizar la economía española. Pero ya voces se alzan en Alemania - incluido el propio ministro de Finanzas Schaubel, que hasta hace poco se contaba entre las "palomas" - para decir que, si nosotros debemos 230 mil millones de euros (los que más, por delante de los 171 mil millones que debe Italia), a ellos se les debe 477 mil millones (a los que más), y que verdes las ha segado Draghi prometiendo que el crédito alemán y nuestro débito puedan aumentar tanto como nos venga en gana a los españoles.

miércoles, 14 de mayo de 2014

El dinero no termina de confiar en España

Ahora que unos echan las campanas al vuelo celebrando la salida de la crisis y otros destacan que la presunta recuperación (que dan por sentada para los "ricos") no llega a los "pobres", de manera que la situación económica ha dejado de ser una preocupación según las encuestas aunque lo continua siendo el paro, precisamente ahora hay que decir, con toda claridad, que la recuperación no está ni mucho menos asegurada. Toda la discusión que se está dando acerca del paro es relevante en el plano social, pero hay otra mucho más urgente en el económico, toda vez que si la economía no termina de arrancar (y no arranca) mal podrá reducirse el desempleo.

Verán ustedes, me fijo en un único indicador: la entrada o salida de dinero del país. Me dirán: "¡Pero hombre, algo más tendrá usted que considerar...!" Pues la gravedad del caso es tal, que no. Como el médico en una neumonía doble (y créanme que la gravedad de España no es menor) desecha todo tipo de síntomas excepto la fiebre, y está pendiente de la fiebre hasta que ésta remite, de manera que sólo cuando remite puede tratar otros síntomas, así el economista, ante una crisis de solvencia como la española, que llevó la prima de riesgo por encima de 600 puntos hace menos de dos años, tiene que estar pendiente en este momento de un "termómetro" adecuado al caso, a saber, si el dinero entra en el país, lo que indicaría que la confianza en esa economía retorna a los mercados y la crisis de solvencia se va solucionando, o, si por el contrario, el dinero sale del país, lo que indicaría justo lo contrario.

Ya me referí a este problema en una de mis últimas entradas, donde examinaba la situación de ese indicador hasta marzo. La situación no ha mejorado en abril, mes en el que ha vuelto a salir dinero de España, por importe aproximado de 3.500 millones de euros. En el gráfico de abajo se observa la evolución del indicador, medido por nuestra deuda en el sistema de pagos Target-2, al que pertenecen los miembros del Eurosistema, es decir, el sistema bancario de la zona euro. Abril ha sido el tercer mes, en los últimos cuatro, en que sale dinero de España. Y ha sido un mes de un registro "fabuloso", en términos de turismo (por la Semana Santa), reducción del desempleo, aumento de cotizantes a la Seguridad Social, etcétera, etcétera. ¿Saben qué ocurre? Que esa nueva alegría de la sociedad (no de toda, desde luego, sólo de la parte que ha sufrido menos durante la crisis), ese incremento del consumo, siguen a la percepción de la entrada de dinero, de forma ininterrumpida, entre agosto de 2012 y diciembre de 2013. Pero en los cuatro primeros meses de 2014, el dinero ha dejado de entrar y, en términos netos, ha empezado salir. Concretamente, España ha perdido unos 17.000 millones de euros desde diciembre. Los mercados lo empezarán a percibir con cierto retraso (lo que podría traducirse en repuntes de la prima de riesgo), y la sociedad lo percibirá todavía más tarde.

Me dirán que el gráfico indica cierta vacilación, pero no una marcha definitivamente mala; de hecho, la deuda de España en Target-2 se mantiene aproximadamente estable en los últimos meses. Y algo de verdad hay en ello. Una marcha como la de los últimos meses sería incluso favorable, con tal de que se registrara a un nivel de deuda cero. Pero no se registra a ese nivel; se registra a un nivel de 230.000 millones de euros de deuda de España con los restantes miembros del Eurosistema, lo que equivale a un verdadero rescate de regulares dimensiones, sólo que no instrumentado a través de un préstamo formal sino de un descubierto en cuenta corriente. Es cierto que esa deuda llegó a estar mucho más arriba, en 434.000 millones de euros en agosto de 2012 (la sima que se aprecia en el gráfico), y que se ha reducido en 200.000 millones desde entonces. Esto ha generado el clima de optimismo sobre España, que el gobierno ha explotado y explota hasta la saciedad. Pero España no puede quedarse ahí. Cuando se mantiene una deuda de esas proporciones, o se continúa reduciéndola a paso firme, o lo más probable es que a no muy largo plazo vuelva a presentarse una nueva crisis de solvencia.



jueves, 24 de abril de 2014

El dinero no sabe si va o viene

Las cifras son testarudas. El modelo económico exportador éste que está queriendo instaurar el gobierno tira sólo a medias. No ya porque todavía conviva con seis millones - o, como dice Rajoy, con "más de cinco millones" - de parados; a mí el asunto del paro me conmueve como al que más, pero dejaré que otros hablen sobre el tema, que no han de faltar candidatos. Me refiero a cosas más abstrusas, de las que no habla nadie, y que al fin y a la postre están en la base de lo que sucede con el paro. Me refiero, concretamente, al dinero.
En marzo pasado "entraron" en España unos cinco mil millones de euros, en números redondos. Lo entrecomillo porque, en realidad, esa cifra no es lo que aumentó la masa de dinero en circulación, sino lo que disminuyó nuestra deuda con el Sistema Europeo de Bancos Centrales, registrada en TARGET-2. Dirán ustedes que no está mal. Y no lo está, si tomamos el dato aislado de su contexto. ¿Cuál es el contexto? Una deuda con el SEBC que, a 31 de marzo, ascendía a la muy bonita suma de 227.000 millones de euros. Sí, señores; España debe al resto de la eurozona una suma equivalente a más del doble de la máxima estimación del rescate de la banca por los poderes públicos, con dinero nacional o europeo. Teniendo en cuenta que la deuda en TARGET-2 la hemos asumido para proporcionar liquidez a la banca, resulta que, bien para recapitalizar la banca, bien para suministrarle liquidez, los españoles nos hemos endeudado con el exterior por alguna cifra cercana, y probablemente superior, a 300.000 millones de euros. Añadiré, para los que gusta la charla sobre la herencia, que el gobierno anterior dejó la deuda en TARGET-2 en 174.000 millones de euros a 31 de diciembre de 2014. Es decir, no sólo en el paro sino también en las cifras de dinero bancario Rajoy ha empeorado el registro de ZP. No sé de qué alardean sus palmeros.
Pero todo esto es anécdota si no examinamos las tendencias. El gráfico de abajo recoge la evolución de nuestra posición en TARGET-2. Los números son negativos porque reflejan, precisamente, deuda acumulada.



La serie comienza en diciembre de 2014, continúa con fuerte crecimiento de nuestra deuda - ya se sabe, la herencia socialista - hasta agosto de 2012, cuando se registra el mínimo (el final de la profunda sima: entonces debíamos 434.000 millones de euros) y luego inicia una sostenida recuperación. Ésta es particularmente intensa hasta enero de 2013, tiene un punto de inflexión en febrero de ese año y luego reemprende la marcha ascendente, si bien a ritmo más pausado, hasta diciembre. Y, de pronto, en enero de 2014, la recuperación de dinero se desploma: la deuda en TARGET-2 aumenta en enero y febrero en casi 20.000 millones de euros. Afortunadamente, se ha evitado el desastre, y en marzo ha habido una ligera recuperación.
Mi diagnóstico es que se ha agotado el efecto salvífico de las palabras de Mario Draghi en agosto de 2012; ahora va a tener que pasar de mostrar determinación a probarla con hechos. En cuanto a Rajoy y su "milagro económico", me temo que se le acaba el cuento. Más aún, sospecho quesu charla insustancial sobre la Unión Bancaria carece de credibilidad si España no continua reduciendo a paso firme la deuda en TARGET-2. Me da igual, a los efectos que discuto, que el paro esté reduciéndose y que algún imbécil que otro diga que las familias españolas se llenan de felicidad con la reducción de sus cifras. El paro es un indicador retrasado de la coyuntura, mientras que el dinero es el indicador adelantado más  sensible a sus cambios.
Y lo que se ve es que el dinero vacila. Otro día hablaremos de lo que esto significa en términos de economía real.

domingo, 20 de abril de 2014

Songdo, la ciudad del futuro, fracaso económico

Songdo International Business District (SIBD), o Songdo City, es un proyecto estratégico concebido por el gobierno de Corea del Sur para descongestionar la capital, Seúl, que cuenta con más de 10 millones de habitantes y un área metropolitana que supera los 25 millones, lo que la convierte en la segunda más poblada del mundo; adicionalmente, por su diseño futurista y encontrarse a menos de dos horas en avión de Tokio, Osaka, Vladivostok, Beijing y Shanghai, se esperaba convertir a Songdo en un hub, o núcleo central de negocios, para todo el Noreste de Asia. Aparte de "ciudad sostenible" y "ciudad inteligente", Songdo City ha sido caracterizada como "ecocity" y "ubiquotous city" (ciudad ubicua). Con relación a lo primero, el máster plan, realizado por KPF, firma de Nueva York, buscaba diseñarla como ciudad peatonal, con un 40% del suelo destinado a espacios abiertos y aproximadamente un tercio de las emisiones de carbono de una urbe de sus dimensiones; todos los aparcamientos se encuentran bajo tierra. En cuanto a lo segundo, sus 80.000 viviendas y sus oficinas y locales comerciales cuentan con ordenadores conectados a través de una red de fibra óptica a un servidor central desde el que se lleva a cabo una aplicación avanzada del Internet de la Cosas. Así, uno puede cerciorarse desde su teléfono móvil de cuántas horas de vida útil le quedan al televisor de plasma o, en no mucho tiempo, de si las ruedas de su bicicleta están suficientemente infladas. Cisco ha desarrollado esta "red de área amplia" (WAN), que genera datos con cada acción de los usuarios (por ejemplo, depositar basura en casa, que es aspirada por un sistema neumático de conductos bajo tierra, hasta el lugar donde será tratada), información que permitirá abaratar y mejorar la gestión de todos los servicios urbanos. Erigida sobre 610 hectáreas de tierra arrebataba al mar, contempla la construcción de 4,6 millones m2 de oficinas, 3,5 millones m2 de viviendas, 900.000 m2 de locales comerciales y 2,5 millones m2 de espacios abiertos, incluyendo los 400.000 m2 de un parque central bajo el que se ha habilitado el mayor aparcamiento de la ciudad. La edificación se ha realizado en alturas comprendidas entre 4 y 73 plantas y, aunque llevada a cabo en diez años (2006-2015), el master plan contemplaba muy diferentes tipos de edificios, de manera que el conjunto dé la impresión de haber sido construido a lo largo de varias generaciones. Todo ha sido previsto hasta en los menores detalles, incluso el registro de varios récords. Así, la torre NEATT (North East Asian Trade Tower), con 68 pisos y cinco plantas de sótanos, es el edificio más alto de Corea; el centro de convenciones ConvensiA contiene, igualmente, el espacio diáfano más amplio del país; la ciudad cuenta con el hospital más moderno y la escuela internacional más avanzada, acorde con el propósito de que la lengua de uso habitual sea el inglés. El coste inicial previsto era de 18.000 millones de dólares, para entonces el mega proyecto más caro de todos los tiempos, pero la necesidad de introducir cambios sobre la marcha, inevitable en este tipo de proyectos, y los retrasos impuestos por continuas renegociaciones con el gobierno, han elevado ya la cifra a 35.000 millones, y aún se espera que haya alcanzado los 40.000 millones cuando se termine la ejecución, el año que viene.

A pesar de tan impresionante datos, Songdo City no está funcionando como se esperaba. Planeada para 65.000 familias residentes (260.000 personas estimadas), a cuyo servicio habría 300.000 asalariados que se trasladarían a ella diariamente, la ciudad ha alcanzado entre una quinta y una cuarta parte de esas cifras. Gale International, empresa de Boston encargada por el gobierno coreano del desarrollo inmobiliario de Songdo, planeaba continuar la expansión de la ciudad tras 2015, hasta alcanzar el millón de habitantes, abordando nuevas fases de construcción que incluirían una ciudad industrial especializada en nuevas tecnologías que pudiera rivalizar con Silicon Valley. Eso es signo inequívoco de que esperaba haber vendido prácticamente la totalidad de la primera promoción antes de completar su ejecución. Ahora, las siguientes fases se han aplazado y el plan B ha pasado a ser la venta de todo lo construido de aquí a 2020. Los residentes admiten que la ciudad es bonita, funcional y ecológica, ideal para trabajar; pero que hay poca gente en sus calles y locales comerciales, y los fines de semana tienden a pasarlos fuera de Songdo, porque resultan mortalmente aburridos.

¿Dónde estuvo el error de cálculo de los promotores? Quizá la crisis económica ha influido. Los planes para Songdo City empezaron en serio en 2001, y la fase de estudio y negociación de acuerdos preliminares se prolongó hasta 2005. Apenas un par de años después de comenzadas las obras, se declaró la crisis financiera, y las burbujas inmobiliarias fueron desinflándose una a una: Estados Unidos, Irlanda, España... También Corea había vivido su burbuja inmobiliaria, y igualmente tuvo que sufrir los efectos de su "pinchazo". La promoción de Songdo ha padecido algunas de sus peores consecuencias, y en más de un sentido. Por supuesto, la inversión se ha retraído, tanto la doméstica como la foránea. Peores aún han resultado los efectos políticos. Dado el malestar existente en el país acerca de la especulación inmobiliaria, el gobierno ha impuesto límites al precio del metro cuadrado en Songdo, para frenar las quejas de que Gale International son "especuladores" extranjeros. Esto puede haber actuado como un incentivo negativo para las empresas, toda vez que los precios de la propiedad inmobiliaria en Songdo habían conseguido mantenerse por debajo de los de Seúl, y la posibilidad de que pudieran llegar a superarlos prometía suculentas plusvalías a las que ahora las empresas compradoras tienen que renunciar, al menos durante un tiempo, hasta que el gobierno cambie su política, si es que llega a cambiarla.

Cuando se concibió Songdo City, antes de la crisis, la promoción de viviendas prometía mayores beneficios que la de oficinas y locales comerciales, como es habitual en el negocio. El gobierno impuso a los promotores la construcción de una ingente cantidad de espacio de oficinas, de conformidad con el proyecto de crear un hub de negocios para todo el Asia nororiental. Cuando llegó la crisis, la imposición pareció una suerte porque, con el desánimo de la inversión individual, la única manera de llenar la ciudad consistía en atraer a un número suficiente de empresas. Urbanísticamente, era óptimo desde el punto de vista de la "ciudad sostenible", de Richard Rogers, que ya es un clásico del urbanismo y para quien la ciudad tiene que ser una realidad variada, con yuxtaposición de residencia y lugar de trabajo, a veces en el mismo edificio, óptima desde el punto de vista de la movilidad y negadora del concepto de "ciudad dormitorio"; así, por ejemplo, la torre NEATT se diseñó para uso mixto. El plan, entonces, se concretó en atraer empresas internacionales, que establecieran su sede en Songdo City, y que se desplazaran a ella con un número importante de sus empleados, que pasarían así a ser el núcleo principal de los residentes en la ciudad. Y así ha sido: 67 empresas han aceptado la invitación y se han trasladado con una plantilla agregada de algo más de 13.000 personas, la gran mayoría de los residentes en Songdo. Así ha sido, pero no en medida suficiente. Con semejante ratio de empleados por empresa, el Distrito Internacional de Negocios necesitaría un total de 350 empresas para ser realmente sustentable. Las empresas no han aparecido. Incluso si aparecieran en el plazo previsto de 2020, mientras tanto una quinta parte, o una cuarta, o un tercio, o la mitad de los residentes, o los promotores, o el gobierno coreano, o el gobierno local de Incheon, a cuya Zona Económica Libre Songdo pertenece, alguien, en definitiva, habrá de estar pagando gastos de infraestructura y mantenimiento por los aún no residentes, gastos que en un área metropolitana como Songdo City tienen que ser elevados. En el peor de los casos, Songdo City podría seguir el destino de Zangbashi, en el desierto de Ordos, una ciudad planificada para 300.000 habitantes y que sólo alberga a 30.000, y otras "ciudades fantasmas" de China.

Un problema de Songdo es el haber sido concebida como una ciudad con los últimos adelantos de la técnica y margen para ir incorporando los del futuro, lo que presupone categoría de superlujo (world-class), y haber tenido que ser puesta a la venta en plena crisis económica. Pero el problema es más profundo. Los promotores creyeron que el deseo de un suficiente número de empresas de establecerse en un centro estratégico dotado de tantas ventajas sobrepasaría los inconvenientes de la situación. Se equivocaron. Las razones por las que las empresas no han reaccionado positivamente son desconocidas, y por tanto puede haber hipótesis para todos los gustos. Los analistas se han hartado de culpar a las especificidades culturales de Corea. Aparentemente, los promotores contaron con una demanda de empresas cuya plantilla, en su totalidad, estaría encantada de acceder a una vivienda en la ciudad del futuro y podría sufragárselo. O, alternativamente, con empresas que se movieran a Songdo con los empleados que pudieran pagárselo, despidieran a los demás y los sustituyeran por residentes en la vecina localidad de Incheon que se trasladaran diariamente a Songdo, lo mismo que los 300.000 empleados encargados de los servicios de la nueva ciudad. Pero las empresas coreanas, como las japonesas y las chinas, no despiden a la gente para realizar cambios así; en esto radica la "especificidad cultural" coreana. Y seguramente muchas empresas se han encontrado con la negativa de gran parte de sus plantillas a cambiar su previa residencia en Seúl por una nueva en una capital de provincias. La alternativa es trasladarse diariamente desde Seúl, a 65 km por carreteras congestionadas, para evitar las cuales se ha habilitado una línea de metro, directamente desde la capital a Songdo; el problema es que el trayecto dura dos horas. Dos de ida y dos de vuelta. Lo único que haría a Songdo sustentable sería la construcción de barrios modestos junto a la ciudad futurista y de superlujo. Pero eso, a su vez, supondría pasar de la ciudad "de diseño" (master-plan city), que ha sido Songdo hasta ahora, a la ciudad "de aluvión", con sus problemas de tráfico y congestión, que se ha querido evitar a toda costa.

lunes, 31 de marzo de 2014

La economía española da muestras de desfallecimiento

El Banco de España acaba de hacer público que la balanza de pagos de la economía española ha vuelto a deteriorarse en enero de 2014, por ampliación de la brecha entre importaciones y exportaciones. Es un dato particularmente desfavorable para el nuevo modelo económico español, eminentemente exportador. Junto a eso, el BdE ha dado a conocer que, en el mismo mes, salieron de España capitales por importe de 4.600 millones de euros, frente a los 28.000 millones que entraron en enero de 2013. Rigurosamente cierto. Lo que resulta más sorprendente es que no haya dado, al mismo tiempo, el dato de febrero en cuando a salida o entrada de capitales, dato que también tiene.

Desafortunadamente para todos, en febrero de 2014 ha vuelto a registrarse una nueva salida neta de capitales. Han salido por importe de 11.000 millones, frente a los 12.000 que entraron en febrero de 2013. Se encadenan así dos meses de salida de capitales, por un total acumulado superior a 15.000 millones de euros, que se comparan negativamente con los 40.000 ingresados en enero-febrero de 2013. Se rompe la serie de dieciséis meses, de agosto de 2012 a diciembre de 2013, en los que habían estado entrando capitales España de forma prácticamente ininterrumpida. Se prefigura un posible cambio de tendencia, de lo más preocupante.

Estos datos de salida de dinero, unidos a la posibilidad de que España pueda estar entrando en deflación y a otros indicadores, como la caída ininterrumpida de las ventas minoristas, anuncian un agotamiento ciertamente prematuro de los efectos de los recortes y reformas del gobierno Rajoy. Y es verdad que estos datos no han afectado, de momento, a la prima de riesgo y a los intereses pagados por la deuda. Pero estos últimos conciernen a la imagen que los mercados se forman de la coyuntura, imagen que siempre va por detrás de la realidad.

jueves, 20 de marzo de 2014

La banca española vuelve a ser la mejor del mundo

Las gentes del gobierno, el partido que lo sostiene y sus palmeros en la sociedad española deberían prestar más atención a quienes desde sus propias filas mandan avisos. Hace unos días, el gobernador Linde del Banco de España planteaba un acertijo que a casi nadie en la derecha, si es que a alguien, parece haber intrigado. De la izquierda, ya ni hablo; luego se dirá que se recorta en sanidad y educación para dar dinero a los bancos. Decía el gobernador Linde que algo tendrá que hacer el Banco Central Europeo para afrontar el vencimiento de las operaciones de financiación a tres años previsto para fines de 2014. Como digo, sus palabras no han excitado la curiosidad de nadie; nadie se ha preguntado de qué rayos estaba hablando. Daré unas pinceladas, para los despistados.

En diciembre de 2011 y febrero de 2012, el BCE convocó dos grandes operaciones de liquidez, totalmente inéditas hasta la fecha; algo así como la tarjeta de presentación de Mario Draghi, cooptado para la presidencia del Banco pocos meses antes. La forma de la operación era la habitual en las de mercado abierto, en particular las llamadas 'a más largo plazo'; el plazo un poco más largo, pues las habituales son a 3 meses, en tanto que éstas eran - ya lo he dicho - a tres años, y el tipo de interés el de las principales de financiación. Lo realmente extraordinario fue el volumen de esas dos operaciones: casi un billón de euros en total. La banca española se quedó con poco menos de la mitad de ese dinero. Un verdadero rescate informal de la banca algo así como doce veces el rescate formal que De Guindos ha querido cerrar tan deprisa... probablemente, en falso. Ya sé que en un caso se trata de 'liquidez' y en otro de 'capital', y que no son exactamente lo mismo; pero la pasta es la pasta. Por tanto, de lo que Linde hablaba un tanto enigmáticamente, y más para el BCE que para el público español, no ofrece duda. La banca española se enfrenta al reto de devolver casi medio billón de euros entre diciembre de este año y febrero del próximo.

Cabe preguntarse qué problema tiene el BCE. Lo inmediato es que los europeos repliquen: "¿Que la banca española tomó hace dos años casi medio billón de euros prestado del BCE y ahora tiene que devolverlo? ¿Dónde está el problema? ¡Que lo devuelva!". Pero la cosa, según Linde, no debe de ser tan sencilla, porque si lo fuera se habría quedado calladito. Como poco, hay medio billón de euros de capacidad crediticia que la banca puede prestar a plazos cada vez más cortos. O sea, no es que el grifo del crédito vaya a continuar dando un hilillo birrioso. No, lo más probable es que el grifo tienda a cerrarse más y más conforme avanza el año. Eso, como poco.

Como mucho, a lo peor el aumento de la morosidad durante estos últimos años ha deteriorado la capacidad de la banca española, o de sectores dentro de ella, para devolver lo prestado. En ese caso, el gobernador del BdE estaría mandando un aviso al BCE, que ya parece ungido como supervisor crediticio de la eurozona (¿o es de la UE?: ni ellos se aclaran) para que se prepare ante una nueva ronda de crisis bancarias en España. No sorprende, así, que De Guindos ande loco por largarse del gobierno, a donde sea, antes de que la cosa le estalle entre las manos. Pues los créditos fallidos con el BCE parecen menos impresionantes que con el sector privado, pero fíate de la Virgen y no corras: ofrecerán una ocasión de oro para que los que nos tienen envidia traten, como de costumbre, de hacernos daño.